Arturo Salah vive su momento más complejo desde que asumió la presidencia de Blanco y Negro, el 25 de abril. El timonel de la sociedad anónima enfrenta su primera crisis desde que tomó el mando, producto de la temprana y estrepitosa eliminación de Colo Colo de la Copa Sudamericana, ante Deportivo Pasto, un modesto equipo colombiano.

El fracaso deportivo tiene muy molestos a los hinchas del "Cacique", por lo que ya se ha hecho costumbre que se manifiesten con cánticos en contra de la concesionaria en el estadio Monumental. De hecho, el miércoles, tras finalizar el partido copero, Salah tuvo que esperar 35 minutos para bajar desde el sector de Rapa Nui y, escoltado por guardias de seguridad, poder visitar el tensionado camarín del equipo. El trayecto lo hizo mirando al suelo y apenas pronunció unas pocas palabras.

El mandamás de ByN está sintiendo más que nunca la presión. Por lo mismo, según revelan sus cercanos, el ex técnico se ha acercado más a su familia y amigos. "La derrota ante Pasto lo golpeó con mucha fuerza", reconocen en su entorno. Pese a que sólo lleva poco más de cuatro meses en el cargo, el desgaste que ha sufrido es grande. Si bien la duración de su contrato es de dos años, nadie asegura que lo cumpla en su totalidad si la situación no mejora.

Como presidente de la administradora las críticas de los aficionados han apuntado hacia él. Y también al interior de la sociedad anónima, ya que tuvo absoluta potestad para elegir al entrenador, y finalmente optó por Benítez, tras las negativas de Jorge Pellicer y José Luis Sierra. 

En el plantel reconocen el complejo momento. "Es lamentable, porque él es el jefe, la cara visible. La gente será la primera en criticarlo a él. Algunos jugadores hemos comentado que él no tiene la culpa; aquí los que juegan, los que corren, somos nosotros y nosotros tenemos que asumir como tal", apunta el delantero Nicolás Canales.

Mientras que Marcelo Barticciotto, crítico público de la concesionaria, espera que siga hasta el fin de su vínculo. "La tiene complicada, porque está muy presionado. Espero que no renuncie. Le deseo lo mejor, de corazón. Ahora, si no se preocupan de los hinchas y los socios, no le veo salida al proyecto", dice.

"La presión de Arturo debe ser tremenda. Que todo el estadio te esté gritando y que tengas que esperar más de media hora para poder bajar debe ser muy duro. El no está acostumbrado a este tipo de cosas", agrega Alejandro Ascuí, timonel del Consejo de ex presidentes de Colo Colo.

Mosa, su principal soporte

En el período que Arturo Salah lleva como presidente de ByN, su principal aliado ha sido Aníbal Mosa. De hecho, es con el empresario puertomontino con quien se reúne casi a diario y, según afirman desde la concesionaria, "han entablado un lazo que va más allá de lo dirigencial".

"El hecho de que se vean casi siempre producto del cargo que ocupan (presidente y vicepresidente) ha intensificado la confianza entre ambos. Están cansados de ser apuntados con el dedo, siendo que son los que más tiempo le dedican al club", sostiene una fuente de la compañía.

"Con Arturo estamos trabajando unidos para sacar adelante a Colo Colo", reconoce el mismo Mosa a La Tercera.

Un ejemplo de ello es que cuando la llegada del arquero Justo Villar estuvo a punto de caerse por una diferencia de 35 mil dólares, Mosa decidió, tras una larga conversación con Salah, sellar la llegada del arquero "guaraní". Así, tras varias reuniones, el paraguayo firmó su vínculo con Colo Colo por un año y medio.

Por otro lado, Salah ha sido uno de los pocos directores a los que Mosa les ha confesado que está cansado del mal momento del club y, en especial, de las críticas que recibe. "Nunca pensé que esto sería tan terrible. Ni siquiera lo pasé tan mal cuando tuve problemas con los supermercados Full Fresh en Puerto Montt", le habría confesado el inversionista a sus más cercanos y a Salah.