Cuenta Héctor Pinto que Humberto Suazo se enojaba en serio cuando sus compañeros de cadetes en Universidad Católica no le entregaban la pelota. “Siempre quería hacer goles, así que se molestaba mucho cuando no recibía pases. Pedía el cambio, tomaba sus cosas y desaparecía. Se iba a San Antonio”, recuerda el ex técnico de las inferiores cruzadas.
Después de 10 años, Chupete vuelve a San Carlos de Apoquindo para enfrentar hoy con Colo Colo al equipo donde se formó como futbolista. La última vez que lo hizo vestía la camiseta verde de Audax Italiano y anotó el descuento en la derrota por 2-1 ante el equipo de la franja.
Su paso por la UC tuvo de todo, menos un final feliz. El delantero destacó desde pequeño por su talento, pero por distintos motivos abandonó la precordillera.
El ex delantero Iván Alvarez compartió con el sanantonino en esos primeros años. Para el hermano de Cristián, actual capitán estudiantil, la inmadurez y el vivir lejos de su familia le pasaron la cuenta.
“Se fue por las suyas. Echaba tanto de menos a su familia que se iba de un momento a otro a su ciudad. Él llegó a los 14 años, más o menos. Era de la generación de 1981. Era chico y aún no había madurado futbolísticamente, pero tenía muchas condiciones, era un goleador, así que los profesores lo iban a buscar a su casa. Si hubiese sido cualquier otro, le habrían dicho “chao, que te vaya bien”, pero él era especial y le tuvieron mucha paciencia”, explica el ex Rangers.
Roberto Bishara llegó a conocerlo mucho más. El ex defensa de Palestino recuerda que a Suazo lo afectó bastante el fallecimiento de su padre. “Eso lo marcó. Me acuerdo que fuimos todos los del plantel de esa categoría a San Antonio a los funerales. Humberto era muy apegado a su familia. Se iba, volvía, se iba, volvía otra vez. Y no porque no le gustara el fútbol, sino porque quería estar cerca de su familia. Imagínate, era chico, vivía en Santiago, echaba de menos, así que la muerte del papá le afectó. Era normal igual que después de eso no quisiera seguir jugando al fútbol. Nos daba pena, así que hablábamos con él para que tomara buenas decisiones”, rememora el ex central.
Aun así, el carácter especial de Suazo no fue impedimento para que la Católica hiciera lo imposible por mantenerlo entre sus filas. El mismo Pinto reconoce que tuvo que ir a buscarlo personalmente a San Antonio cuando se arrancaba de la Casa del Jugador, pensión dispuesta por el club cruzado, donde alojaba.
“Lo habré ido a buscar seis o siete veces cada vez que se enojaba o que algo no le gustaba. Era muy regalón. Una persona muy sensible, necesitada, cariñosa. Había que estar con él. Era muy divertido. Me decía ‘profe, no se preocupe, si mañana le hago tres goles y ganamos’. ¡El tema es que los hacía!”, dice, entre risas.
Bishara destaca sus cualidades: “Marcaba mucho la diferencia, era un crack. Se la tirábamos a Chupete y a Leonardo Monje y hacían todo. Teníamos un buen grupo. Con Cristian Basaure y Benjamín Ruiz siempre intentamos apoyarlo. Lo pasaba a buscar a la pensión para ir a entrenar”.
Hasta el propio Cristian Alvarez tuvo palabras para su ex compañero. “Vivimos juntos mucho tiempo en el centro de formación. Siempre fue un buen jugador. Tenía un carácter medio complicado cuando estaba acá, en el sentido de que extrañaba mucho a su familia. Un día se aburrió y se fue y no apareció más. Se retiró del fútbol. Quizás siempre ha sido necesario mimarlo para que él esté bien. Aquí te aseguro que también lo hicieron, pero él tuvo que dar la vuelta más larga”, sostuvo el Huaso.
Pese a las numerosas veces en que colgó los botines, Pinto nunca se rindió y siempre intentó convencerlo de que se dedicara al fútbol. “Una vez que se retiró lo fui a buscar y me dijo que quería trabajar en el puerto con su papá. Le dije ‘no, tienes cualidades, tienes que seguir’. Al final, se aburrió y también se aburrió la UC, porque se le dieron muchas oportunidades. La última vez que fui a buscarlo le dije ‘no te puedes perder’. Lo cité a una selección Sub 20 y lo llevé a una gira a Europa. Luego se fue a San Luis y a Audax. Retomó lo que le gusta. Afortunadamente, hubo gente que creímos en él. Mira dónde está y lo que logró”, cierra Pinto, con orgullo.