El regreso del alemán Michael Schumacher a la Fórmula Uno, para sustituir en Ferrari al accidentado Felipe Massa a partir del Gran Premio de Valencia, sigue pendiente de las pruebas médicas que tiene que pasar el siete veces campeón mundial, que reconoció tener problemas en el cuello.

Schumacher reveló este martes que ya ha perdido tres kilos desde que aceptó sustituir a Massa en el equipo Ferrari, pero admitió que el cuello le "aprieta un poco".

Su portavoz, Sabine Kehm, advirtió de que "todavía no es totalmente seguro que su cuello esté en condiciones. Su regreso depende de los exámenes médicos que tiene que pasar. Sólo después de estas pruebas se verá claramente si está en condiciones de pilotar".

El representante de Schumacher, Willi Weber, precisó que hasta la semana próxima no habrá nada seguro. "Todo depende de su salud y de la decisión de los médicos", afirmó.

Schumacher se lesionó el cuello en febrero pasado al sufrir una caída con una moto en España y asegura que "la salud es lo primero" y que ese es el pacto al que ha llegado tanto con Ferrari como con su propia familia.