El desafío de criar a una hija en esta época

Madres que esperan que sean más exitosas que ellas mismas y una sociedad que les exige ser bonitas a toda costa construyen el fenómeno: hoy los padres enfrentan una presión en la crianza de niñas y adolescentes como nunca antes.




Cuando llega la hora enfrentar la pataleta de una adolescente que quiere quedarse hasta más tarde en una fiesta, salta a la cabeza de cualquier padre una percepción que siempre ha rondado a las niñas y que pareciera hacerse innegable cuando llegan a la pubertad: es más difícil criar a una mujer que a un hombre.

Y esto no es porque sean más caprichosas, sino por una serie de factores que han hecho que estos días, de acuerdo a los especialistas, sean más difíciles para criar a una hija. Así lo afirma Helen Wright, directora de la Asociación de Colegios de Niñas  de Inglaterra, que reúne a 200 escuelas de ese país. La autora asegura a La Tercera que la creciente exigencia para que las niñas sean exitosas profesionales al llegar la adultez y la ya conocida presión para que se mantengan siempre bonitas y delgadas, las está colapsando. Y que, lo anterior, sumado a la perplejidad de los padres al ver en sus hijas actitudes que ellos siempre catalogaron como sólo "de hombres" está llenando los colegios de apoderados desesperados en busca de ayuda.

Precisamente, esa petición masiva de consejos fue lo que sorprendió a Helen Wright, quien junto a sus compañeros de trabajo se dio cuenta que en los últimos 10 años había aumentado notablemente la consulta de los padres a los establecimientos, no sólo sobre temas relacionados con las notas o las pruebas, sino con cómo tratarlas y cómo hablar con ellas de los temas importantes.
Es por eso que decidió reunir el conocimiento adquirido por decenas de directoras de colegios en el libro Tu hija: Una guía para criar niñas, que la editorial Harper Collins publicará el próximo 3 de febrero en Inglaterrra y que promete reunir los mejores consejos prácticos para enfrentarse a una niña que quiere hacerse un tatuaje o que quiere tomar alcohol con sus amigas en su fiesta de 15 años.

Por supuesto, hay algo en la sicología particular de las mujeres que hace que siempre sea un poco más complicado criarlas. Wright sostiene que "en algún nivel, ellas son naturalmente más comunicativas, empáticas, las relaciones les importan más y son más sensibles a los sentimientos", por lo que hay que hay que tener ciertas consideraciones como, por ejemplo, que necesitan más apoyo "en el campo minado de las relaciones y las dificultades que pueden encontrar en el camino". Pero esto no es lo único, porque la forma en que ha cambiado el mundo para ellas en las últimas décadas ha potenciado esta característica al máximo y ha hecho que hoy sea más difícil que nunca criar a una niña.

Una presión nunca vista
Pensemos en las madres de estas niñas. Corresponden a esa generación de mujeres que aplazó su maternidad para poder destacarse en los estudios o el trabajo, y que salió a disputarle palmo a palmo el espacio público a los hombres. "Estas mujeres esperan más de sus hijas de lo que se esperaba de ellas cuando eran jóvenes, a pesar de que realmente no quieran presionarlas", sostiene Wright. Para esta generación de madres, parece imposible que las niñas no aprovechen todas las posibilidades que tienen, porque, a fin de cuentas, "quieren que sus hijas tengan reales opciones en el futuro, y no hay ninguna duda de que, actualmente, una parte de eso es tener una familia y una carrera".

Pero no sólo inteligentes y exitosas, que es lo mismo que se le ha exigido a los hombres desde siempre, sino también lindas. La autora señala que si bien "es consenso que las niñas del siglo XXI tienen muchas más oportunidades, porque el cielo es el límite y pueden hacer todo lo que quieran", aparejada a ellas viene toda la presión que no tenían las niñas de hace 20 años.
"Hoy vivimos en una cultura de las celebridades, con un abrumador foco en la apariencia y la forma en la que supuestamente se debería vivir la vida, de una manera sumamente irreal", comenta Wright al teléfono.

Y todas estas variables, enfrentadas por padres perplejos, son la suma perfecta para niñas y adolescentes sin guía. Por supuesto, la falta de dirección no tiene nada que ver con la incapacidad de los padres, sino con que, simplemente, ellos no crecieron en un mundo donde las mujeres tenían las mismas libertades de los hombres, por eso les cuesta abordar cuando sus hijas -a la misma edad que sus hijos- se enfrentan al tabaco, el alcohol y la iniciación sexual.

En los colegios británicos, de acuerdo a Wright, el consejo es que la "igualdad ha sido frecuentemente usada com una excusa de las jóvenes para portarse tan mal como los hombres", y los padres deberían estar atentos a que sus hijos, sin importar el género, se porten de la mejor manera posible, y siempre de acuerdo a su edad.

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