La goleada por 4-0 que le propinó Inter de Porto Alegre a Universidad de Chile significó más que una eliminación. El resultado desnuda, sin objeciones, el presente de un club que hasta hace pocos años se codeaba con los más grandes del continente, y que hoy, sin embargo, parece ser una simple comparsa a la hora de competir internacionalmente.

Atrás paracen haber quedado los años en que la U sumó dos semifinales de Copa Libertadores y un título de la Copa Sudamericana en tres temporadas consecutivas. Y aunque parezca increible, eso sucesió hace apenas 36 meses. Sí, el reconocimiento internacional se desmoronó en un pestañeo.

Después de aquellas brillantes campañas, que incluso a muchos llevaron a comparar a la U de Sampaoli, campeona de la Sudamericana en 2011 y semifinalista de la Libertadores en 2012 (la anterior semifinal se vivió en 2010 de la mano de Gerardo Pelusso), con el Barcelona de Guardiola, sólo hubo fracasos. Y humillaciones como la de anoche.

La primera alerta fue en la Sudamericana 2012, cuando en la defensa del título, el cuadro azul fue goleado en octavos de final por Sao Paulo por 5-0 en el Morumbí. Algunos levantaron la bandera del desgaste para explicar lo ocurrido, no obstante, sólo sería el inicio de un cúmulo de fracasos internacionales.

Al año siguiente, en la Libertadores, la U no pasó de la fase de grupos de la mano de Darío Franco. La Sudamericana de 2013 tampoco fue feliz. Pese a superar dos rondas, antes discretos equipos como Real Potosí e Independiente del Valle, la campaña quedó marcada por la goleada sufrida ante Lanús por 4-0 en Buenos Aires. Ahí se selló la eliminación del equipo entonces dirigido por Marco Antonio Figueroa.

En 2014, con un plantel casi sin figuras y con prácticamente nula inversión en refuerzos, que finalmente no brillaron, la U otra vez quedó entrampada en la fase de grupos, pese a tener que competir por el segundo puesto con Defensor Sporting de Uruguay y Real Garcilaso de Perú. A la postre, los uruguayos la sacaron del torneo.

Se pensó que este 2015 la historia sería distinta. Los discursos de algunos directivos, del propio técnico y de los jugadores, de disponer de un plantel competitivo y con reales chances de pelear mano a mano con los grandes, se diluyó rápidamente. Y lo que es peor, terminaría teniendo un efecto boomerang sobre todos ellos.

Anoche, el 4-0 frente a Inter no sólo selló la eliminación, sino que además el cuadro azul cumple su peor campaña en la Copa Libertadores de los últimos 34 años. Apenas tres puntos en cinco partidos jugados, con una diferencia de gol de -7, dejan en claro el descalabro de un equipo que supo ser de los mejores del continente por varios años y que hoy deambula en el fondo del mar.