Se odiaban, ninguno confiaban en el otro y ambos cuestionaban sus capacidades militares, pero las circunstancias colocó a José Miguel Carrera y a Bernardo O’Higgins juntos con la misión de salvar la independencia de Chile en 1814.
Las fuerzas realistas, lideradas por Mariano Osorio y compuestas mayoritariamente por monárquicos de Valdivia y Chiloé, marchaban rumbo a Santiago para poner fin con el levantamiento independendista chileno y con el gobierno de Carrera.
La arremetida de las fuerzas realistas obligó a dos generales que no se tenían simpatía a unirse para la defensa de la nación. Carrera, junto a sus hermanos, y O’Higgins se abocaron al plan para frenar a Osorio antes de que llegara a la capital. Y de inmediato surgieron los problemas entre ambos. ¿Dónde había que atacar a los monárquicos? Carrera era partidario al norte de Rancagua, cerca de Angostura, mientras que O’Higgins quería al sur de Rancagua, para no perder tanto terreno y, por si algo fallaba, tener más opciones de defender Santiago.
Así, las fuerzas chilenas se dividieron. Luis Carrera esperaría a Osorio al sur de Rancagua, O’Higgins cerca de la ciudad misma, y José Miguel al norte, con fuerzas de ayuda.
El 30 de septiembre de 1814, los realistas cruzaron el río Cachapoal. El primer error de las fuerzas independentistas: Luis Carrera no dio con el grueso del ejército de Osorio y ahora la batalla quedaría centrada en Rancagua. O’Higgins inició la defensa de la ciudad y se parapetó en la plaza de armas.
El 1 de octubre de 1814, las fuerzas españolas iniciaron el ataque. Este tenía que ser rápido, pues Osorio sabía de la existencia de las fuerzas de José Miguel Carrera posicionadas más al norte.
El temor del general español era quedar atrapado entre O’Higgins y Carrera, así que atacó con fiereza, pero las fuerzas chilenas en Rancagua resistieron por dos días. Los realistas cortaron el agua, todos los suministros y las municiones comenzaron a escasear. O’Higgins solicitó la ayuda de Carrera para tratar de salvar la situación.
Caos y el desastre
La comunicación, más allá de lo odiosidad que había entre ambos generales chilenos, era por carta y bastante complicada. Carrera ordenó a O’Higgins a que se replegara y concentrar fuerzas en Angostura, pero no se hizo ni lo uno ni lo otro. Carrera no atacó ni O’Higgins se replegó.
Lo concreto es que O’Higgins tuvo que escapar de Rancagua y la batalla que pasó a la historia como un gran desastre militar, que a la postre suspendió el proceso de independencia de Chile y restauró la autoridad española en el país.
Después del desastare de Rancagua, O’Higgins cortó toda relación con los Carrera y nunca más volvieron a hablarse. Esta derrota fue un duro golpe para José Miguel y sus hermanos, pues su inactividad ante la arremetida realista pesó en la imagen del prócer.