Llegó como el gran fichaje del semestre, sin embargo, aún no aparece. O al menos, todavía no demuestra por qué la insistencia de Martín Lasarte en traerlo. El uruguayo Maxi Rodríguez sigue en deuda con la camiseta de Universidad de Chile, a casi dos meses de su llegada al país.
La larga puesta a punto en lo físico y lo poco trascendente en el juego, sumado al bajo nivel colectivo del equipo, han hecho pensar a muchos si realmente era el refuerzo que necesitaba el cuadro azul para pelear la Copa Libertadores.
Apenas seis partidos jugados en lo que va del semestre, en los que el equipo sólo ganó uno, y dos asistencias, marcan hasta ahora el paso de Rodríguez en la U. Muy poco para un futbolista cuyo pase está tasado en US$4 millones.
Ni como enganche ni como externo izquierdo, Rodríguez ha podido brillar. Salvo algunos pasajes contra Inter de Porto Alegre en Brasil, el resto ha sido apenas regular. Le cuesta entrar en sintonía con sus compañeros y su principal carecterística, la técnica en velocidad para ganar en el mano a mano, todavía no aparece.
Anoche, ante The Strongest, salvo el centro que terminó en el gol de Ubilla, tuvo poca participación en el juego. Y cuando tuvo la chance para desequilibrar, tomó la decisión equivocada.
A esta altura, el tema físico sólo parece excusa. Rodríguez, con más de dos meses en Chile, tendrá que demostrar mucho más de lo que hizo hasta ahora para convencer a los dirigentes de la U para comprar su pase. Y de paso evitar quedar inscrito en la lista de los grandes fiascos de la temporada. El tiempo no corre a su favor.