Los martes, a eso de las 19.30, un reducido grupo de parlamentarios y economistas acude a largas tertulias en la sede del Infocap, en Departamental 440. Se trata de encuentros encabezados por el rector de la llamada universidad de los trabajadores, el sacerdote jesuita Luis Roblero, quien recibe a sus invitados con café, sandwich y una tabla de temas laborales.

Desde junio que han realizado al menos cuatro reuniones. Asiste un grupo transversal: el diputado y casi seguro presidente del PS, Osvaldo Andrade; el senador UDI Pablo Longueira; el ex presidente de la CPC, Juan Claro, además de los economistas Joseph Ramos, Oscar Landerretche y el ex subsecretario DC Zarko Luksic.

Las reuniones suelen durar poco más de dos horas y surgieron en el marco de una escuela sindical que se encuentra gestionando el Infocap. Algunos asistentes ya habían forjado lazos en común: Roblero, Claro, Andrade y Landerretche participaron en 2007 en la Comisión de Equidad, durante el gobierno de Michelle Bachelet. Longueira, por su parte, realiza clases en la institución.

De los diálogos surgió la idea de Andrade y Longueira de realizar un documento laboral conjunto, que denominaron "Más y mejor sindicalismo para una mayor equidad". "En el marco de las conversaciones en el Infocap surgió el interés de que pudiéramos generar un texto que suscribiéramos ambos, que de un modo u otro representamos mundos desde la política que pudieran aparecer como muy contradictorios y que, sin embargo, somos capaces de tener una mirada común", explica Andrade.

El texto lo comenzaron a estructurar el mes pasado, luego de darle vueltas a la necesidad de impulsar una mesa de trabajo entre empresarios, gobierno y la CUT para superar las desconfianzas y avanzar en temas como el salario y la sindicalización, entre otras materias.

La alianza que sellaron Andrade y Longueira,dos referentes al interior de sus partidos, se enmarca en la relación que comenzaron a cultivar cuando el hoy diputado era ministro del Trabajo y una suerte de contrapeso de las posturas liberales de Andrés Velasco en el gobierno de Michelle Bachelet-y el senador participaba en la comisión de Trabajo de la Cámara Alta.

"El acuerdo político sólo tiene sentido en materia laboral en la medida que formen parte los trabajadores y empleadores.Tampoco basta el acuerdo sólo entre ellos, porque esto normalmente se traduce en iniciativas legislativas", sostiene el ex ministro PS, quien añade "existe un déficit de confianza entre los actores y en eso tenemos una mirada común con Pablo Longueira".

El documento, que coordinó el sacerdote Roblero, surge en la antesala de que el gobierno envíe su primer gran proyecto laboral. La iniciativa sería lanzada entre septiembre o octubre y, de acuerdo a personeros de gobierno, incluiría la flexibilidad pactada de salarios y jornadas. Lo que el Ejecutivo busca con las reformas es encontrar fórmulas para que trabajadores y empresarios puedan acordar temas en forma directa. Buena parte de esas iniciativas las abordan Andrade y Longueira en su texto.

"MAS Y MEJOR SINDICALISMO PARA UNA MAYOR EQUIDAD"
Osvaldo Andrade, Diputado PS
Pablo Longueira, Senador UDI

Existe hoy el clima político adecuado para discutir en profundidad las causas de la pobreza. Como sabemos, la cifra aumentó: en nuestro país hoy tenemos más personas que viven y sufren la pobreza que hace tres años ; la desigualdad en los ingresos se mantiene y una de las cosas graves que queda en evidencia, es que el trabajo no asegura que una persona y su familia dejen la pobreza.

Los rostros de los pobres y sus condiciones de vida nos siguen  interpelando, porque Chile no logra generar mecanismos permanentes de promoción social. Pensamos que no se trata sólo de mejorar las políticas sociales, sino que por sobre todo de generar las condiciones adecuadas para que el trabajo sea la herramienta de justicia por excelencia. Es un escándalo que las personas, pese a trabajar, permanezcan en situación de pobreza y vulnerabilidad.

Desde hace unos tres meses nos hemos venido reuniendo en Infocap junto a Oscar Landerreche, Joseph Ramos, Juan Claro, Zarko Luksic y Luis Roblero sj a conversar sobre la realidad de los trabajadores y en particular sobre el sindicalismo. El contexto de Infocap ayuda a pensar este mundo, porque a ese lugar acuden diariamente cientos de hombres y mujeres a capacitarse laboralmente para acceder a un mejor trabajo. Del 100% que ingresa, el 87% termina sus estudios después de nueve meses de formación, y después de un año de egresados, el 70% trabaja en el oficio que estudió. Son hombres y mujeres de esfuerzo y trabajo muy distintos a las caricaturas que muchas veces se hacen de los trabajadores pobres. Sin embargo, pese a su esfuerzo no logran salir de la pobreza.

En este grupo de discusión y reflexión nos encontramos con las diferencias propias del estar en veredas políticas distintas, pero coincidimos en que el salto al desarrollo de la nación del que tanto hablamos, no pasa sólo por ser parte de la Ocde o parecernos a otros países, sino que por poner al hombre en su centro y la confianza social como valor central. Esto significa -en el mundo del trabajo- terminar con la lógica de trinchera que muchas veces caracteriza la relación entre trabajadores y empleadores, y que es efecto de la desigualdad de poder que existe entre ambos. Es necesario avanzar por lo tanto, hacia un mayor equilibrio en la relación laboral, en virtud del cual ambas partes se reconozcan como igualmente importantes y necesarias. Y en esto el sindicato juega un rol fundamental.

Este es una herramienta que favorece las buenas relaciones laborales y una mayor productividad; en términos simples genera una relación de 'win-win' entre trabajador y empleador, posibilitando distintas fórmulas de entendimiento y organización del trabajo que se traducen en mayor productividad, trabajos dignos y salarios justos. En resumen, la existencia de un sindicato es buena en cuanto es capaz de generar beneficios para ambas partes: mayor productividad para la empresa y una mejor repartición de dicho producto para los trabajadores.

Pero no es sólo lo productivo lo que le da valor al sindicato, sino que también su capacidad de ordenar y canalizar los intereses particulares y colectivos de los trabajadores, y hacerlos partícipes y responsables del éxito de la empresa y del desarrollo del país.

Después de conocida los resultados de la Casen, y las discusiones que ella ha suscitado, hacemos la invitación entonces a no poner sólo la atención en los subsidios y programas sociales, sino que a poner al trabajo en el centro de la cuestión. No basta sólo con más empleos, sino con un tipo de empleo: un trabajo digno, con un salario justo, y que reconozca la participación del trabajador y trabajadora en el desarrollo del país. Y para ello el sindicato es la herramienta fundamental. Más y mejor sindicalismo para una mayor equidad.