La vida del chileno Ricardo Landeros Burgos (49) en Venezuela se transformó en una pesadilla en 2013. Tras siete años viviendo en ese país, al que llegó luego de ser nombrado gerente de operaciones en la filial de Masisa, fue detenido el 30 de agosto de ese año por la policía local, acusado de liderar una red de tráfico de personas.
"Junto a mis dos hijas estábamos en Chile en el momento que esto sucedió, porque si hubiéramos estado en Venezuela, no sé qué sería de nosotros. Seguramente me hubieran quitado a mis hijas", dice María Cecilia Romero, esposa de Landeros, en Concepción. Luego de un proceso judicial, calificado de "injusto" por la familia del ejecutivo, en julio de 2014 fue condenado a 30 años de prisión.
Según cuenta Romero, debido a la imposibilidad de tener hijos decidieron acercarse al hogar de menores La Cigüeña de Ciudad Bolivar para aportar en el cuidado de niños desposeídos de ese lugar. Luego de un par de meses, la directora del recinto, Yazmín Maurera, accedió a que la pareja adoptara dos niñas.
El problema comenzó, según relata Landeros, en un texto enviado desde la cárcel a su mujer, en agosto del mismo año, cuando nuevamente lo llamaron para informarle sobre la adopción de una tercera menor de edad, la que aceptaron.
Cuando acudía al encuentro de la menor, Landeros fue detenido. Según el Ministerio Público venezolano, la niña había sido robada por Maurera y Leomar Barrero, quienes también fueron condenados a 30 años de cárcel.
El Congreso chileno está al tanto de la situación. El Senado solicitó a la Cancillería que se realicen las gestiones pertinentes para "obtener su más pronto retorno" y hoy la esposa de Landeros será recibida por parlamentarios. Sin embargo, el presente es complejo y la mujer acusa que Masisa los "abandonó" una vez iniciado el proceso judicial. La empresa aseguró que "lamentamos la situación personal que afecta al señor Landeros (...). Como gerente de operaciones de Masisa Venezuela demostró un gran desempeño profesional".