Además de la angustiosa definición del torneo de Apertura, que se decidió con el tiro penal de Gustavo Canales y que significó la estrella 17 de la Universidad de Chile, hubo un contexto extrafutbolístico que terminó dando un sabor especial a la triple pelea por la corona. Sin embargo, ese condimento superó en ciertos casos lo deportivo, e incluso sus efectos aún no terminan.
El gesto del presidente de Azul Azul, Carlos Heller, de fingir llanto en el Club Hípico, como burla a Colo Colo fue el último de una serie de situaciones que significaron desahogo para los azules, considerando lo que ellos apuntaban como una forma del rival de ensuciar el torneo y la consiguiente obtención de la copa.
El que lo reflejó más fuerte fue Gustavo Lorenzetti. El volante argentino declaró en los festejos de la corona que
"le cerramos bien el orto a todos los que hablaron antes"
y luego, junto a Patricio Rubio, apareció en una foto con el mismo gesto de Heller.
"En homenaje a Chespirito", aclaraba el atacante en Twitte
r.
Y todo tiene su origen en las historiadas declaraciones de Julio Barroso. El defensa de Colo Colo apuntó a posibles arreglos en el campeonato. "No soy un mal perdedor, pero cuando pasan cosas raras hay que decirlo. Los torneos no se compran, se ganan", decía en noviembre. Aunque no dio nombres, recordó la definición del Clausura 2012, donde la U venció a O'Higgins, donde el transandino jugaba y fue expulsado en la final de vuelta, además de referirse sin mencionarlo al extimonel azul, José Yuraszeck. "Recuerdo cuando una vez un dirigente entró al camarín del árbitro en un clásico, pero esos temas quedan en el aire. Yo no sé si esas cosas se conversan", explicaba.
Por esas declaraciones, Barroso aún aguarda su castigo en el Tribunal de Disciplina de la ANFP, donde su caso está en revisión por la Segunda Sala tras el primer fallo de ocho partidos, dado por la Primera.
Otro que también se sumó fue Emiliano Vecchio. "Ellos ven la camiseta blanca y le tiembla las piernas ( no audax) jejejeje" (sic), escribía en Twitter el volante albo en la previa del cotejo ante los itálicos.
Así se escribió la historia de la rivalidad, fuera de la cancha, del torneo de Apertura, donde azules y albos protagonizaron no sólo una lucha deportiva, sino una disputa donde las "tocadas de oreja" y las provocaciones fueron una constante, pese a que los universitarios, en esta ocasión y seguramente debido al manejo de Martín Lasarte, fueron bastante más ponderados durante el desarrollo de la competencia que en ocasiones anteriores.