Un hombre solo, dibujado por la tenue luz de un foco, fuma un cigarrillo hasta el filtro. La imagen se repetirá una y otra vez a lo largo de la pieza como "un símbolo del aislamiento y la depresión del protagonista", explica el coreógrafo británico de 30 años James Cousins, creador de Without stars y There we have been, las dos piezas que hoy debutan en el Centro de las Artes 660.

Ambos trabajos, seguidos el uno del otro, fueron inspirados según Cousins en "personajes, escenas y el dulce aunque oscuro retrato de la sociedad japonesa" plasmados en la aclamada novela Tokio Blues (Norwegian wood), del eterno candidato al Nobel de Literatura, Haruki Murakami.

Es primera vez que Cousins, quien ya estuvo en Chile en 2013 con With every goodbye, a cargo del Ballet Nacional Chileno, toma como punto de partida una obra literaria para crear una puesta en escena de gran destreza y luminosidad. El proceso ha sido largo y distinto, cuenta, aunque no descarta replicar el método en sus próximos trabajos.

Sobre la novela de Murakami, la que llegó a sus manos en 2011, dice que le interesó "la oscuridad y la intensidad, en contraste con la ternura y la fragilidad de los personajes y sus relaciones". Y agrega: "Los personajes son tan ricos en detalle, y tienen tantas capas que les hacen actuar de la manera en que lo hacen. Esto es lo que realmente me atrajo a él (a Murakami) como una fuente de inspiración para la danza".

El primer número (Without stars) se centra en el protagonista y narrador de la novela, Toru Watanabe, un estudiante universitario que se especializa en teatro en Tokio. En There we have been, en cambio, los ojos estarán puestos en la bella Kaoko, encarnada por la bailarina Chiriro Kawasaki, quien aparece como si estuviera suspendida en el aire en el transcurso de la pieza. "Son dos obras distintas, aunque enlazadas por el amor y la pérdida, la confianza y la dependencia, el aislamiento y la lealtad", concluye el coreógrafo.