Mario Salas apura el paso. Se adelanta a sus jugadores y se mete casi de los primeros al túnel que lo lleva a su camarín en el estadio Monumental. Su raudo caminar habla por sí solo. Está enojado. Acaba de terminar el primer tiempo y su equipo, Universidad Católica, va perdiendo por 1-0 ante Colo Colo, exhibiendo un juego paupérrimo, bajísimo. Se entiende su premura, ya que es urgente una nueva estrategia para la visita. No hay tiempo que perder. Para colmo, la manga no está puesta para proteger a sus jugadores, por lo que le reclama a la pasada a Luis Urzúa, jefe de seguridad del Cacique.

Pero el Comandante iba apurado por otro motivo y no porque quisiera llegar al vestuario lo antes posible para reescribir la historia de un clásico que hasta ese momento era una pesadilla. No. Lo que quería era alcanzar a los árbitros del partido para reclamarles una situación que él consideraba en contra del reglamento.

"¡Tienen dos médicos en el banco! ¡Tienen dos médicos en el banco!", le gritaba Salas a los jueces del compromiso, justo en el momento en que el túnel de los cruzados se une al del Cacique y se transforma en uno solo. Allí sólo los separa una rejilla, ubicada en el medio del pasillo para separar a los equipos.

Las quejas a viva voz que profería el furioso entrenador del cuadro de la franja llegaron a oídos de uno que anda prendido: Esteban Paredes. El verdugo de los estudiantiles, como buen delantero, no perdió la oportunidad de anotarle un nuevo gol al bicampeón, esta vez en el entretiempo, provocando aún más al descontrolado DT del cuadro de la franja.

"¡Eh, 'profe', aunque no tengamos doctores les vamos a ganar igual!", le espetó el goleador albo a Salas. Sus palabras desataron la ira del técnico que intentó reaccionar a los dichos del atacante. Ahí la situación se tornó tensa y, según testigos, peligrosa.

"Estuvieron a punto de agarrarse a combos. De no ser por los árbitros habría quedado la embarrada. El ambiente se puso muy turbio, porque otros jugadores también se metieron y Guede tuvo que ir a calmar. Los ánimos estaban muy calientes", relata a La Tercera uno de los presentes en aquel peliagudo momento.

Una vez controlada la situación, cada equipo se dirigió a su camarín. Minutos después, cuando se aprestaban a salir al campo para el segundo tiempo, el cuarto árbitro, Patricio Polic, corrió para informarle al técnico de la franja que había sido expulsado por el juez principal Carlos Ulloa. Por lo mismo, a Salas no le quedó otra que mirar los segundos 45 minutos desde la boca del túnel. De paso, sumó su séptima tarjeta roja como adiestrador del elenco precordillerano. Un registro lamentable, sobre todo si se considera que este mismo martes había sido absuelto de su expulsión ante Unión Española.

"Es importante estar en la cancha, sin duda. Me hago responsable de mis acciones. Me quedo con que hace mucho tiempo no me expulsaban, me quedo con el desafío que corresponde a que no puedo dejar a mi equipo solo. Tengo que mejorar ese tipo de conductas". Esas eran las palabras del DT el jueves pasado.

Ayer, no obstante, no dijo nada. Eligió no hablar, pese a que podía hacerlo. Su ayudante, Leonardo Zamora, tomó su lugar en la conferencia.

Paredes, quien abandonó el reducto de Pedreros pasadas las 21.30, tampoco entregó muchos detalles. "Lo que pasó con Salas son cosas del fútbol. Quedó ahí", expresó el jugador.

Por su parte, Guede, confeso admirador del Comandante, optó por bajarle el perfil a la expulsión del ex volante. "Intenté calmarlo, le dije que se tranquilice, pero no pasó nada. No sé por qué lo expulsaron, no sé qué pasó en el túnel".

En resumen, fue un día nefasto para Salas, tanto por el rendimiento de su equipo como por una nueva expulsión como DT de la UC.