CADA DIA el recuerdo del terremoto del 27 de febrero de 2010 está presente en las 71 familias del condominio Hermanos Carrera de Maipú. El motivo: dos de las cinco torres que resultaron con serios daños después del movimiento telúrico aún no son demolidas, pese a que fueron declaradas inhabitables. El riesgo de derrumbe mantiene a cerca de 200 personas con miedo y rabia por la demora en el proceso.
Con cada temblor la estructura dañada choca contra los otros tres módulos del condominio, causando pánico entre los vecinos.
Gloria Mondaca vive en el departamento 417 -cuyas paredes colindan con la estructura dañada- y tiene que soportar junto a sus tres hijos pequeños los ruidos y golpes. "Es complicado vivir así, acá las vibraciones son súper fuertes. Tenemos miedo y pocas esperanzas de que esto termine pronto", se lamenta.
Si bien el departamento de Elizabeth Orellana no está tan cerca del área del condominio que se debe demoler de igual forma se ve afectada. Según relata "es deprimente ver ese edificio así y nos impide transitar con normalidad hacia los estacionamientos". A esto, agrega, se suman los ruidos que provienen de la escalera de los edificios dañados -sostenida por las mangueras para incendios- los que califica "del terror".
Al visitar el condominio se advierte el riesgo que se genera al tener dos blocks con posibilidades de derrumbarse. Las estructuras están sostenidas por alzaprimas debido a que los pilares están dañados. En esa zona están los estacionamientos y pese a que no deberían haber autos en el lugar hay vecinos que dejan sus vehículos pese al peligro.
El retraso en la demolición de las torres tiene varias explicaciones. De acuerdo con la información entregada por la Intendencia Metropolitana, en un primer momento se debió a una investigación de la fiscalía por el delito de estafa, que prohibía cualquier intervención. Esa traba se levantó en mayo de 2012, momento en el que el Gobierno Regional Metropolitano -que dispuso los recursos para la demolición- solicitó un informe técnico al Ministerio de Obras Públicas (MOP).
En el documento técnico del MOP, emitido en agosto del año pasado, se indicaba que no estaba clara la necesidad de demolición, existiendo la posibilidad de reparación, lo que generó indignación en los vecinos.
Claudia Salazar, secretaria de la directiva del condominio Hermanos Carrera, relata que debieron golpear varias puertas para destrabar ese impedimento. "Hablamos con el alcalde, el intendente y con parlamentarios, hasta que el MOP cambió el estudio en febrero", recuerda.
El plazo fijado para demoler finalmente la estructura fue el primer semestre de 2013, pero demoras con los trámites de las securitizadoras mantienen paralizado el proceso. "Para nosotros esto es una burla, ya no sabemos qué hacer porque sigue pasando el tiempo", plantea Salazar.
Su vecina, Elizabeth Orellana, dice que le tiene miedo al edificio: "no sólo es un peligro para nosotros, también para las casas que están atrás, porque está ladeado y en cualquier momento se puede venir abajo". Agrega que "hay gente que ni se imagina que aún después del terremoto hay personas que tienen que vivir con un edificio que se puede caer, nos sentimos olvidados", mientras en el hall del condominio se reúnen varias vecinas que se acercan a relatar su experiencia.
Paula Opazo es otra de las afectadas. Ella vive en los departamentos más lejanos al edificio colapsado, pero su madre reside justo al lado de las torres que se deben demoler. "Tengo miedo, me da pánico que se caiga hacia acá. Incluso en esta parte del edificio tampoco confío porque hay grietas desde el suelo hasta el quinto piso", asegura.