El escándalo de la reventa de entradas en la Copa del Mundo sigue siendo un tema vigente, más allá de que el torneo ya finalizó y que los alemanes ya estén celebrando junto a los suyos, en su tierra. Ahora la polémica se ha instalado en Argentina, debido a un video de la cadena televisiva ESPN Brasil, en la que se identifican claramente tres personeros de la Asociación de Fútbol de Argentina en una presunta transacción de tickets. Eso, sumado a la circulación de boletos a nombre de Julio Grondona, presidente de la AFA, y de su hijo Humberto, hacen que el ambiente esté denso en el organismo y su entorno, en un Mundial donde la masiva llegada de hinchas de todo Sudamérica hizo crecer la demanda por acceder a los estadios y fue terreno fértil para el mercado negro.

El momento cumbre de la crisis por la reventa de entradas fue cuando un empresario vinculado a la FIFA fue, primero, detenido, y luego de haber sido puesto en libertad, se fugó por la puerta de servicio de un hotel, mientras afrontaba la acusación de ser el líder de una presunta red ilegal de venta de tickets.

Finalmente, ayer se entregó a la justicia brasileña Raymond Whelan, director de Match Services, una empresa asociada de la FIFA, y vinculada a uno de los sobrinos del presidente de la máxima entidad futbolística, Joseph Blatter. Whelan, junto a otras 11 personas, están acusados de revender boletos del Mundial de manera ilegal. Hace dos días, el empresario inglés había salido por la puerta de servicio del Copacabana Palace, el hotel donde se hospedó la cúpula de la FIFA durante la Copa del Mundo, para eludir los controles policiales.

En paralelo, la policía brasileña y el Ministerio Público de Río de Janeiro, desbarataron una banda liderada por el argelino Mohamadou Lamine Fofana, quien habría montado una red ilegal de reventa de entradas, que facturaba hasta 450.000 dólares por partido.

Sin embargo, todo este escándalo parece tener eslabones en los países vecinos a la sede del torneo. En Argentina, con los albicelestes llegando a la final, el tema va explotando sistemáticamente. Ahora, salta una nueva y grave evidencia. La cadena ESPN de Brasil, en una nota, presenta a tres personas de jerarquía de la AFA, en una presunta comercialización de entradas. Los dirigentes que aparecen en las imágenes son Omar Souto, el gerente de selecciones; Alberto Capuchetti, jefe de seguridad del plantel; y Luis Segura, vicepresidente.

"Los dirigentes vendimos entradas a gente que nos pedía. Pero una cosa es vender y otra revender", se defendió ayer Segura, en diálogo con ESPN Radio de Argentina.

Durante el Mundial, la AFA comercializaba 700 entradas por partido, que es la cantidad de tickets que la FIFA le otorga a cada federación. En algunos partidos, hubo más boletos, porque en el mismo circuito estaban los ingresos para los familiares de los jugadores y los dirigentes de los clubes de la AFA. En todos esos casos, hay evidencia que demuestra que se vendían en su precio orginal.

"Las entradas son para atender las relaciones públicas y a los sponsors", explicó hace unos días Emilio Vázquez, jefe de administración de entradas de la AFA. Sin embargo, el diario trasandino La Nación comprobó que muchos particulares, sin relación alguna con la entidad recorta del balompié albiceleste, adquirieron entradas en diferentes sedes en las que jugó el seleccionado de Alejandro Sabella.

Para la semifinal y la final, la AFA restringió al máximo la venta e, incluso, habría generado discrepancias con algunos jugadores, que habían solicitado más entradas que las que les dieron para sus cercanos.

Para la fase de grupo, las entradas den el mercado negro se comercializaron a entre dos y tres mil dólares, llegando hasta los siete mil dólares (más de tres y medio millones de pesos) para el partido de la definición por el título.

Con el tema de los boletos, el Mundial se sigue jugando... Y en Argentina el juego definitorio parece no tener final.

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