El escándalo por la venta ilegal de entradas para los partidos del Mundial está lejos de parar. La policía brasileña detuvo ayer, en el hotel Copacabana Palace, de Río de Janeiro, a Ray Whelan, director de Match Hospitality, distribuidora oficial de los boletos, a quien acusan de estar vinculado con el francoargelino Mohamadou Lamine Fofana, uno de los principales inculpados por la investigación que desarrolla la policía brasileña.
Lamine Fofana es el propietario de la firma Atlanta Sportif Managment, cuyo contrato con Match Hospitality, que comercializa estadías VIP y tickets para las ubicaciones más privilegiadas para los partidos del torneo, fue cancelado por las evidentes irregularidades.
La agencia emitió un comunicado en que explicó que "debido a la violación de las obligaciones contractuales, Match Hospitality canceló los paquetes adquiridos por Atlanta Sportif para el resto de los partidos del Mundial". La firma de Lamine Fofana invirtió 121.750 dólares para adquirir 105 paquetes que incluían boletos para siete encuentros del torneo. El contrato que suscribió al momento de comprarlos le impedía revenderlos. FIFA había instado a Match Hospitality a entregar una explicación oficial.
Mientras, el organismo que rige al fútbol mundial le exigió una explicación a Humberto Grondona, hijo del presidente de la Asociación del Fútbol Argentino y vicepresidente de FIFA, Julio Grondona, quien también está siendo indagado.
El actual técnico de la selección Sub 20 transandina fue notificado de que tendrá que informar por escrito por qué los boletos que le habían sido asignados terminaron en manos de revendedores. El estratega argumentó que le había vendido uno de los boletos que estaban a su nombre a un amigo, sin conocer que, posteriormente, esa entrada terminó en el mercado negro.