Los jugadores cubanos eran una rareza en el béisbol estadounidense hasta hace pocos años a causa de las divisiones entre EE.UU. y Cuba.

Recientemente, varios han llegado y triunfado, pero su éxito esconde un lado sórdido.

Un creciente número de investigaciones en EE.UU. ha revelado que algunas de las superestrellas cubanas que sobresalen en las Grandes Ligas, la máxima competición estadounidense, fueron víctimas de trata en operaciones millonarias.

Por ejemplo, Yasiel Puig, quien hoy juega con Los Angeles Dodgers, dejó Cuba con 21 años en junio de 2012 en una lancha con destino Isla Mujeres, cerca de Cancún, México.

Sus traficantes podrían haberse embolsado hasta US$3 millones, como parte del contrato de $42 millones que Puig firmó con los Dodgers, de acuerdo con la investigación en marcha en una corte federal de Miami.

Mientras se negociaba el contrato, Puig recibió amenazas y fue retenido en un motel, según el relato del periodista Jesse Katz, en Los Angeles Magazine.

En octubre de ese año, el cuerpo de uno de los cabecillas de la operación fue hallado con 13 disparos de bala junto a una carretera en una zona residencial de clase alta en Cancún.

De acuerdo con el artículo de Katz, los investigados en Miami podrían tener lazos con el grupo criminal mexicano Los Zetas.

Como Puig, parte de la veintena de los peloteros cubanos jugando en EE.UU. podría haber sido víctimas de trata.

Silencio

Actualmente hay varias investigaciones abiertas por las autoridades estadounidenses, pero los propios peloteros cubanos han guardado silencio en la mayoría de los casos.

Muchos de estos jugadores temen sufrir represalias, ya que deben pagar a las mafias que los trajeron a EE.UU., según le dijo a BBC Mundo Joe Kehoskie, un agente de beisbolistas que ahora trabaja como consultor.

Kehoskie conoció de cerca este tráfico ilícito ya que cuando era agente recibió él mismo llamadas de los propios traficantes que le ofrecieron representar a varios de los jugadores.

El exagente de beisbolistas le dijo a BBC Mundo que hasta los 90 y principios de la década pasada, lo común era que los deportistas cubanos desertaran cuando el equipo nacional visitaba un tercer país.

"En aquellos años era muy común que tres, cuatro, cinco agentes siguieran al equipo nacional allá donde jugaran alrededor del mundo y ahora que yo sepa ya nadie hace eso", dice Kehoskie.

Según Kehoskie, en los últimos cinco o seis años las mafias se han apoderado del negocio en torno a la deserción y traspaso de jugadores a la liga estadounidense.

Las Grandes Ligas han sido criticadas y acusadas de hacer la vista gorda ante este tráfico ilegal por entre otros el periodista de Yahoo Sports Jeff Passan.

BBC Mundo habló por teléfono en dos ocasiones esta semana con un portavoz de las Grandes Ligas para obtener su versión, pero al tiempo de publicación de esta nota aún no habíamos obtenido un comunicado o entrevista.

Embargo

Parte del problema tiene origen en las reglas especiales para la contratación de jugadores cubanos, que son un producto del embargo estadounidense a Cuba.

Si un pelotero cubano es contratado mientras se encuentra en EE.UU. o Canadá, debe someterse al sistema de draft, el procedimiento de reclutamiento para jugadores aficionados, lo que reduce las sumas pagadas por él.

Si la negogiación se produce fuera de esos países, el jugador es comprado por el equipo que ofrece el mejor postor.

Por este motivo, tanto los peloteros como las mafias tienen un interés en que la negociación se produzca en el extranjero, generalmente México o República Dominicana.

En octubre de 2013, el cubano José Abreu firmó un contrato de US$68 millones para jugar durante seis años con las Medias Blancas de Chicago. Durante varias semanas se desconoció su paradero hasta que se supo que se encontraba en República Dominicana cuando se anunció la contratación.

Florida aprobó una ley en junio de este año por la cual los dos equipos del estado en las Grandes Ligas, Miami Marlins y Tampa Bay Rays, deben tratar a los peloteros cubanos como a cualquier otro jugador.

Pero mientras no haya cambios a nivel nacional, los expertos creen que el tráfico ilegal de peloteros continuará.