El destino de HidroAysén hoy está rodeado de incertidumbres. Tras el rechazo que esta semana materializó el Comité de Ministros sobre el megaproyecto de Endesa y Colbún, las dudas sobre las cinco centrales hidroeléctricas que se planeaban ejecutar en la XI Región no sólo provienen de las opciones que actualmente los socios evalúan para apelar al dictamen del gobierno.
Además de las definiciones pendientes de la estrategia legal, un factor que hoy es determinante para el rumbo que seguirá el proyecto es la propia Endesa Chile, dueña del 51% de la iniciativa.
Uno de los frentes de incertidumbre viene dado por los cambios que se han gestado en la cúpula de la eléctrica italiana Enel. Endesa Chile, filial del grupo Enersis, el brazo inversor en Latinoamérica de Endesa España, es controlada en un 92% por el grupo itálico. En abril pasado, el gobierno italiano, que posee el 31,5% de la compañía, designó a Francesco Starace como nuevo director general del grupo eléctrico.
La llegada de Starace podría generar cambios en Endesa España y, por consiguiente, en Enersis y Endesa Chile, reconocen al interior de la operación chilena. Ello, porque el relevo en el gobierno corporativo de En el se produce en momentos en que la compañía enfrenta un desafío de proporciones: reducir la deuda que ronda los US$ 67.000 millones. Para cumplir esa tarea, al interior del holding señalan que el máximo ejecutivo de la italiana estaría trazando una hoja de ruta que deberían seguir los futuros desarrollos que impulse la compañía.
Starace ha dado algunas señales públicas que van en esa dirección. "Tenemos que elevar la eficiencia de nuestras operaciones y la forma de gestionar nuestras plantas", señaló hace unos días a medios de prensa. En la ocasión, el ejecutivo también adelantó que impulsará eficiencias que liberen recursos para hacer nuevos proyectos, especialmente en base a gas, así como eólicos y solares. Esto va de la mano con un plan de desinversión que tendría pensado implementar.
Ejecutivos vinculados a la firma aseguran que para la italiana Latinoamérica es clave y que el crecimiento de la compañía seguirá viniendo de esta región. Por eso, se espera que su plan estratégico refuerce la presencia y la inversión del grupo en esta parte del orbe. Esta visión es ratificada en Enersis. "Sudamérica está muy bien evaluada. En 2013, el aporte de Enersis al Ebitda de Endesa España representó más del 50%. Uno de los principales focos de crecimiento del grupo es Sudamérica", destacan en el holding.
En el grupo detallan que las prioridades para el período 2014-2018 buscan sumar más de 800 MW de nueva capacidad en Sudamérica, con foco en Chile y Colombia. En nuestro país, destacan la construcción de la hídrica de pasada Los Cóndores (150 MW) que partirá durante este año y el cierre a ciclo combinado de la central Taltal (agregando 120 MW adicionales a los 245 MW que ya posee), este último en pleno proceso de evaluación ambiental. Además, mencionan, la línea de transmisión de la termoeléctrica Punta Alcalde (740 MW) se encuentra en evaluación ambiental.
Lo que no está del todo claro es la dirección que la nueva administración de la italiana le dará a HidroAysén tras el freno del gobierno. Fuentes ligadas a la compañía europea reconocen que para la empresa impulsar HidroAysén no ha sido un buen negocio. "En el proyecto se gastaron US$ 320 millones y después de un extenso proceso de tramitación y judicialización, finalmente los recursos y tiempo destinados culminaron en un rechazo político. A cambio, el proyecto tuvo un costo en imagen pública importante para la firma europea", sostienen.
Esa percepción alimenta las interrogantes sobre las decisiones que el máximo ejecutivo de Enel podría tomar sobre el futuro del complejo hidroeléctrico. "Francesco Starace es más pragmático que su antecesor Fulvio Conti. Si detecta una buena oportunidad, la va a tomar, pero si se da cuenta de lo contrario, va a cerrar el capítulo", señala un director del grupo que ha compartido con él.
Junto con lo anterior, Endesa mantiene abiertos algunos flancos a nivel local que también preocupan a la matriz italiana, admiten al interior del grupo. Es el caso, por ejemplo, de las dificultades ambientales que han enfrentado las termoeléctricas Bocamina 1 y 2 -de unos 500 MW en total y emplazadas en la VIII Región-, esta última paralizada por una orden judicial. A ello se suma el rechazo de las comunidades indígenas a otro proyecto crucial en la cartera de inversión de la eléctrica: la central Neltume, de 490 MW en la XIV Región , el mayor desarrollo hidroeléctrico de Endesa después de Ralco, sin considerar HidroAysén.
El frente político que ha debido sortear la generadora es otro motivo de inquietud en Europa. En la eléctrica recuerdan que el ministro de Energía, Máximo Pacheco, ha sido muy crítico con el rol de las eléctricas, apuntando a la falta de políticas de crecimiento por parte de las compañías del sector. Así lo planteó a principios de mayo ante la Comisión de Minería y Energía del Senado, instancia en la que Pacheco señaló que esto las ha llevado a no invertir una parte suficiente de los "importantes flujos de caja que han generado en los últimos años". En su opinión, esta es una de las causas principales de los altos costos de la energía en el país.
"Falta dinamismo en la inversión y las empresas eléctricas hablan de factores externos, de la judicialización y de los problemas con las comunidades, pero este país es el mismo para las mineras, que invierten gran parte de su flujo de caja, pero vemos que la mayor empresa del sector eléctrico -señaló el ministro, aludiendo directamente a Endesa- destina en promedio sólo un 23% de su flujo de caja a inversión".
Los cambios en la organización de la matriz en Roma, sumado a los focos de conflicto que tiene en Chile Endesa, generan dudas también sobre la continuidad de la alianza que mantiene desde 2006 con la chilena Colbún, del grupo Matte.
A partir de 2009, cuando Enel tomó el control de Endesa España, las decisiones más relevantes que debía tomar la generadora local sobre el proyecto en Aysén tenían que contar previamente con la aprobación de Roma, "haciendo más lento la toma de decisiones e incorporando una cuota de dificultad a la convivencia entre los socios", afirma un ejecutivo ligado a los dueños del megaproyecto. Esa condición, agrega, ha jugado en contra cuando las eléctricas han necesitado dirimir con celeridad diferencias de opinión respecto del plan de desarrollo del complejo en la Patagonia.
En Enersis descartan que por ahora la sociedad se disuelva. "Hay derechos de agua, terrenos, estudios y otro tipo de activos que están comprometidos en la propiedad de la sociedad", indican. Otras fuentes ligadas a los accionistas estiman que se podrían buscar nuevas formas de operar esos activos y configurar un modelo de participación distinto.
¿QUÉ HACER CON HIDROAYSÉN?
HidroAysén está a la espera de ser notificada de la resolución del Comité de Ministros. La vía más probable que se evalúa para apelar a la decisión del gobierno es recurrir al Tribunal Ambiental.
Aunque ejecutivos ligados a los accionistas reconocen que las relaciones entre Endesa y Colbún no atraviesan por el mejor momento, los socios han comenzado a delinear -aunque en una etapa muy preliminar- caminos que permitan mantener con vida el proyecto. Eso sí, no con el diseño actual, que considera cinco centrales y 2.750 MW de capacidad instalada. El gobierno ha dejado abierta la posibilidad para futuros desarrollos en la Patagonia.
Horas después de frenar el proyecto, el titular de Energía señaló que el gobierno no ha renunciado a desarrollar el potencial hidroeléctrico de Aysén, "respetando a las comunidades y al medioambiente", y aclaró que el rechazo al proyecto "no implica un veto a las hidroeléctricas de gran tamaño".
Un eventual desarrollo eléctrico en la zona también sería viable desde el punto de vista de la comunidad. Según encuestas que maneja HidroAysén, el 70% de la población de Capitán Prat y Cochrane está a favor de materializar alguna iniciativa en esas localidades.
La idea que existe en los socios es "ir avanzando de a poco para viabilizar algún proyecto en la zona". Una opción a explorar es eliminar la central Baker 2, que representa sólo un 14% de la potencia total del megaproyecto y equivale al 60% del área de inundación.
Otra alternativa posible que visualizan las eléctricas es separar la construcción y operación de las futuras centrales, de las empresas que serían dueñas de los bloques de energía. "Dividir las distintas funciones para que haya más partícipes en los proyectos", indica un ejecutivo de una de las eléctricas.
Si se reduce de manera relevante el tamaño de la iniciativa, no sería necesario construir una línea de transmisión hasta Santiago, aseguran en Enersis. El tendido, explican, recorrería sólo hasta Puerto Montt, dado que transportaría un volumen menor de energía. En ese punto, el trazado se conectaría al Sistema Interconectado Central (SIC).