n el sector nororiente de Chillán, se encuentra la escuela Gabriela Mistral. La profesora Luz Marisa Acuña cuenta que en la zona "se vende mucha droga, viene la PDI constantemente y hay allanamientos en las casas". Pero, a pesar de eso, 22 alumnos de cuarto básico aumentaron 82 puntos en el Simce de Matemáticas, transformándose así en el colegio vulnerable que más mejoró su evaluación en esa área.

Acuña tiene 18 años de docencia, fue la profesora desde primero básico de los alumnos y asegura que los resultados (269 puntos en Matemáticas y 273 en Lenguaje) son fruto de "un trabajo a largo plazo, de joyería, porque los niños tenían muchas carencias: no tenían hábitos de estudios, tenían problemas con los ritmos, no manejaban la motricidad gruesa, entonces se partió de cero".

La profesora cuenta que también se hizo un trabajo de reforzamiento con los apoderados. Junto con pasarle un informe de las materias, "en primero se les enseña cómo hacer la letra A, E... porque no manejan la escritura perfectamente". La mayoría de los apoderados son "mamás solteras, separadas, o bien los niños viven con los abuelos o con la tía que se hizo cargo porque los papás están en la cárcel. Esa fue la realidad de mi curso" dice. Con todo eso a cuesta, la docente dice, orgullosa: "Logré que los papás vieran que su hijo puede".

La primera impresión que tuvo Ramón Barraza cuando llegó como director de la Escuela de Concentración Fronteriza Los Loros, en Tierra Amarilla, Región de Atacama, es que los alumnos eran "muy solidarios". Ese fin de semana, hace ya cuatro años, hubo un viaje a Vallenar, y para que él pudiera ir, "varios alumnos me ofrecieron su saco de dormir", relata.

El director asegura que esa solidaridad también se ve en la sala de clases y fue un factor que contribuyó a que los alumnos de segundo medio subieran su puntaje Simce de Matemáticas en 70 puntos y en Lenguaje 57 puntos.

Para eso, se trabajó en las áreas de lectura, reforzando la comprensión de los textos y también ejercitando más Matemáticas.

"En tiempos de cosecha de uva, todo el mundo trabaja", dice el director del colegio, cuya vulnerabilidad alcanza el 88% y tiene a más de 240 alumnos. Sin embargo, en enseñanza media hay 42 matriculados, porque "la mayoría se van a Tierra Amarilla a estudiar mecánica, mientras que nosotros tenemos la especialidad agrícola". Y medio en broma, señala que, con el auge de la minería en esa zona, "parece que vamos a cambiar de rubro".

Una situación similar se vive en Huara, a 70 km de Iquique.

Este año, los alumnos de segundo medio subieron 79 puntos en el Simce de Lectura, gracias a un trabajo focalizado y dos horas extra de reforzamiento. También se mejoró la disciplina del liceo, "cosa que es bien valorada por los padres", según el director del plantel, Fernando Ortiz. Sin embargo, en cuarto básico, la situación fue otra: su puntaje bajó cerca de 30 puntos, por lo que, según Ortiz, se está analizando qué pasó. Entre las razones que esboza el director está la rotación de docentes: "Debido a la distancia que tenemos hay mucho ausentismo", dice.

En una isla, a casi 4 horas en lancha de Quemchi, en la X Región, se encuentra la escuela rural Tac, la cual cuenta con tres profesores y 46 alumnos, divididos en "aulas multigrado". Alex Paredes es el nuevo encargado del colegio, pero cuenta que en 2012 se hizo reforzamiento gracias a la Subvención Escolar Preferencial, y controles sistemáticos del aprendizaje de los niños. Así, los alumnos, cuyos papás trabajan mayoritariamente en la pesca, aumentaron en 85 puntos su Simce de Lectura en cuarto básico.

Para lograr el buen resultado (286 puntos), también se pidió un mayor compromiso a los padres, cuenta el directivo. Añade que también hay un esfuerzo y compromiso de los alumnos. "Aquí los estudiantes llegan a lo 'Kung Fu', caminando. Algunos caminan una hora, es el único medio que tenemos.", sentencia.