A la espera de su entrevista de trabajo, un joven sirio quedó impresionado por la gran variedad de equipos de cámara de última generación. "Me ofrecieron US$ 1.500 al mes, más un auto, una casa y todas las cámaras que necesitaba", dijo. "Me acuerdo haber mirado alrededor de la oficina. Era increíble los equipos que tenían. Me acuerdo que pensé: estas personas no pueden simplemente estar recibiendo su dinero por su cuenta. Tiene que haber un Estado detrás de esto".
Su posible empleador, el Estado Islámico (EI), la rama de Al Qaeda antes conocida como Isis (Estado Islámico de Irak y Siria), tiene pretensiones de ser un Estado, pero no llega ahí todavía. El grupo controla un tercio de Irak y una cuarta parte de Siria, pero el joven no estaba siendo reclutado para tomar las armas. En cambio, lo estaban contratando para trabajar en la oficina de comunicaciones del grupo. El joven optó por no aceptar el trabajo, pero la historia ilustra el nivel de recursos y fondos disponibles para un grupo terrorista que ha crecido al margen del conflicto sirio y que se ha convertido en una organización que el Presidente estadounidense, Barack Obama, comprometió a Estados Unidos a "degradar y destruir en última instancia".
Controlar su fuente de ingresos, que se estima es entre US$ 1 millón y US$ 5 millones diarios, es visto por Estados Unidos y sus aliados como esencial para frenar el avance del Estado Islámico.
Pero los expertos dicen que para tomar medidas enérgicas contra las finanzas del EI, los gobiernos occidentales y sus aliados en Medio Oriente deben mirar primero la red de contrabando de petróleo que tiene décadas de antigüedad y que ahora está siendo aprovechada por el grupo para financiar su proto-Estado.
Maplecroft, la empresa de gestión de riesgo, dice en un informe reciente que Isis ahora controla seis de cada 10 yacimientos de petróleo de Siria.
El contrabando de crudo tiene raíces profundas en la región. Después de la imposición de sanciones de la ONU en materia de energía contra Irak en la década de 1990, florecieron una gran red de contrabandistas, comerciantes y refinerías irregulares. Cientos de empresarios surgieron, compraban y vendían pequeñas parcelas de petróleo de Irak a precios reducidos y lo transportaban a través de la frontera con Turquía para venderlo a precio rebajado. Los expertos en energía y funcionarios Occidentales dicen que el EI puede lavar hasta 80.000 barriles de petróleo al día, con un valor de varios millones de dólares.
El crudo vendido en el mercado negro es, a menudo, refinado en plantas del Kurdistán iraquí que son en parte el subproducto de las tensiones entre los líderes kurdos y Bagdad. En los últimos años, el gobierno regional de Kurdistán hacía la vista gorda cuando surgieron las refinerías de producción local para abastecer el mercado interno después de que Bagdad prohibió la exportación de productos derivados del petróleo sin su consentimiento. Esto significa que los kurdos están potencialmente ayudando a poner dinero en las arcas del grupo yihadista que están combatiendo sus propias fuerzas, los peshmerga. "Ahora es posible que EI esté vendiendo crudo (a través de intermediarios) para estas refinerías", dice Bilal Wahab, experto en energía de la Universidad de Sulaymaniyah.
Los funcionarios del Kurdistán iraquí advierten que tienen recursos limitados para vigilar el comercio y se quejan que los fondos se han reducido desde que Bagdad empezó a retener los ingresos del presupuesto de la región, otro ejemplo de cómo las divisiones políticas de Irak benefician al EI. Los funcionarios también sospechan que los guardias fronterizos en Irak, Irán, Siria y Turquía son sobornados para permitir que los envíos pasen.
Un funcionario turco dijo recientemente que la incautación de combustible de contrabando había pasado de 35.260 toneladas en 2011 a más de 50.000 toneladas en los primeros seis meses de 2014, lo que sugiere una explosión en el comercio. Pero el mercado parece haber cambiado en las últimas semanas en respuesta al endurecimiento de los controles en las fronteras turcas.
Pero la ambición desmedida del Estado Islámico y la negativa a hacer concesiones podrían conducir a la caída de su imperio financiero. Las pretensiones del EI de tener una categoría de Estado lo han obligado a tratar de tomar el control de todo el proceso y eliminar a los intermediarios. También hay señales de que el actual momento internacional está ayudando a reprimir el comercio del petróleo en el mercado negro.
Si el recientemente instalado gobierno de Bagdad del primer ministro Haider al Abadi reanuda los atrasados pagos presupuestarios al Kurdistán, crearía un incentivo extra para que los kurdos terminen con las refinerías de contrabando que compran petróleo en el mercado negro