Fernando Torres regresa a casa. Como si se tratase de una profecía, Enrique Cerezo, el presidente del Atlético de Madrid, expresaba el 2007, cuando se despedía de uno de los referentes del equipo: "El club te comprende y te deja partir con la esperanza de que muy pronto, cuando nosotros disfrutemos de los éxitos deportivos que siempre hemos buscado, vuelvas con nosotros". Dicho y hecho, tras los mejores años del equipo de la capital española, el goleador hispano vuelve a su punto de partida.
Pero los años lejos del Vicente Calderón no fueron del todo sencillos para Torres. Allí, vistiendo la camiseta rojiblanca, se dio a conocer al mundo con memorables actuaciones, pese a las discretas temporadas por las que atravesaba la institución. Su peso en el equipo era tal que incluso se hizo con la jineta de capitán cuando sólo tenía 19 años. Dejó el club el 2007; sin títulos, pero con el cariño y la devoción de toda la hinchada "colchonera".
En Liverpool, su poder de fuego no varió. No defraudó a quienes auguraron que su estilo encajaría a la perfección con el fútbol de la Premier League. Regaló golazos, dobletes y tripletes, para hacer un total de 65 anotaciones en las cuatro temporadas durante las que permaneció en el club, doce menos que los que consiguió con el Atlético en la misma cantidad de años. Su buen momento lo coronó en la selección de España, anotando el gol decisivo en la final de la Eurocopa de 2008, ante Alemania en Viena.
El bajón vendría junto a los casi 60 millones de euros que Roman Abramovich pagó para que se uniera a las filas del Chelsea, convirtiéndose en el refuerzo más caro en la historia del fútbol inglés. Demoró 76 días en anotar su primer gol en esa temporada 2010-2011, el que terminaría siendo el único tanto de su campaña. Es el hecho que grafica su estadía en Londres: Su media goleadora cayó abruptamente de casi el gol por partido que ostentaba en Madrid y Liverpool, a un pobre 0,23 con los "Blues".
Tuvo sus momentos, como el gol que eliminó a Barcelona de la Champions 2012, de la que acabaría coronándose campeón, pero terminaría perdiendo la confianza tanto de la afición del Chelsea, como de la selección hispana. Quizás también la que tenía en sí mismo. José Mourinho fue otro que dejó de creer en él y antes del inicio de la presente temporada, fue cedido al Milan, donde sólo anotó un gol, mientras que "Mou" y compañía se afianzan con un merecido liderato.
"Cuando decidí irme al Milán fue porque me daban minutos y me dijeron que iba a ser un jugador clave para ellos. Por desgracia, después de unos meses empecé a no contar con el entrenador, una decisión que respeto al cien por cien, pero que me obligó a mirar hacia adelante y buscar otro destino. Apareció el Atlético y no tuve dudas. Voy en busca de mi felicidad", sostuvo Torres tras oficializarse su retorno al Vicente Calderón. Lo dice con una sonrisa en el rostro, de seguro ilusionado con reencontrarse no sólo con su viejo hogar, sino con los goles y presentaciones que lo hicieron famoso.