El 2008 marca el despegue futbolístico de Uzbekistán, la ex república soviética que ayer quedó a las puertas de clasificar a su primera Copa del Mundo a nivel adulto luego de igualar 1-1 con Jordania como visitante, en el partido de ida por el repechaje asiático.
Aquella temporada, el Bundyokor de Tashkent anunciaba la contratación del brasileño Zico, para que se hiciera cargo del primer equipo. El ex jugador de Flamengo, considerado en su momento como el "Pelé blanco", se convertiría en un imán para que otros compatriotas arribaran hasta Uzbekistán.
Hasta ese minuto, el fútbol de aquel país vivía la transición propia de una federación que intentaba dar sus primeros pasos. Aunque ya habían pasado varios años de su separación de la URSS, los uzbekos estaban lejos del primer orden del continente y sólo lucían hasta ese momento una clasificación a un Mundial Sub 20 en 2003.
Sin embargo, la llegada de Zico no sólo atrajo la atención de buena parte del mundo del fútbol, sino que, también, atrajo a los niños uzbekos, quienes comenzaron a tener a un verdadero ídolo de este deporte.
El brasileño estuvo unos meses en el equipo y ganó la liga y la Copa de Uzbekistán en 2008. Llevó, además, al equipo a las puertas de la final de la Liga de Campeones asiática, pero no pudo conquistar el título ni clasificar para el Mundial de Clubes FIFA. Sin embargo, su influencia comenzaría a notarse lentamente en el país asiático.
El juego bonito
Los clubes locales y la federación estaban empecinados por levantar la actividad. Al tiempo de seducir a jugadores para actuar en la liga local. Se firmaban convenios con diversos equipos europeos para que visitaran el país. Así, a fines de 2008, firmaron un convenio con Barcelona, que llevó a Lionel Messi a realizar una clínica a jóvenes jugadores uzbekos.
Al aterrizaje de Zico, le siguió meses después el de Rivaldo, procedente del AEK de Grecia. El ex campeón del mundo firmó por el Bundyokor, tras el rechazo del camerunés Samuel Eto'o. Con él llegaría también el técnico Luiz Felipe Scolari, precisamente su técnico en Corea y Japón 2002.
"Quiero ayudar a desarrollar el fútbol en Uzbekistán, creo que se puede hacer", dijo apenas arribó a Tashkent el jugador brasileño, que coincidió en ese equipo con el actual delantero de Magallanes, José Luis Villanueva.
En 2009, Uzbekistán clasificaría a otro Mundial Sub 20, lo que repetiría este año, donde por primera vez logró superar la primera fase antes de caer con Uruguay en octavos. Ahora está muy cerca de su primera cita mundialista adulta, de la mano de la herencia brasileña.