Cuerpos humanoides descabezados con extremidades menos y una mandíbula sonriendo en el torso, o al contrario, sólo una cabeza gigante, con cuatro ojos y dos bocas. Las figuras orgánicas de Basco Vazko (1983) comenzaron a ser reconocidas a mediados del 2000, pero desde varios años antes ya recorría las calles de Santiago plasmando su imaginario en las paredes. El cambio vino justo cuando el grafitero cambió el aerosol, que usaba desde los 15 años, por la brocha y comenzó a ser cosiderado un artista, aunque nunca pisó una Escuela de Artes. Desde allí el camino fue rápido: de las calles saltó a las galerías y luego al extranjero: Basco Vazko ha expuesto sus trabajos en Estados Unidos, China y España, y en 2009 participó, junto a otros prestigiosos grafiteros del mundo, en la muestra Born in the streets, de la Fundación Cartier, en París.
La última vez que expuso en Chile fue en 2012, una muestra de revistas antiguas intervenidas con sus dibujos que reunió en la galería AFA. Tampoco ha dejado las paredes: el año pasado participó con un mural en las Urban Art Session de Puma Lab en el GAM y ahora vuelve, tras varios meses en EE.UU., donde lo último que pintó fue un mural en un hotel de nueve pisos, su trabajo más monumental hasta ahora. "Ya no pinto murallas tanto como me gustaría, pero me mantengo activo. El fin de semana estuve en el vertedero de Montenegro pintando, me gustan los lugares periféricos, más abandonados", cuenta el grafitero.
Desde hoy, eso sí, su trabajo disfrutará de una vitrina privilegiada en la Biblioteca Nacional: el grafitero se toma los jardines y el Bibliotren, donde exhibirá libros intervenidos con sus dibujos, collages, fotos y 20 conchas de caracol pintadas a mano.
La muestra es parte de One Moment Art, una galería itinerante que recorrerá edificios patrimoniales de Santiago. "La idea es acercar el arte contemporáneo a otro público y al mismo tiempo refrescar estos lugares que son más tradicionales", dice el gestor cultural José Manuel Belmar. El proyecto continúa a fines de marzo con el pintor Germán Tagle que expondrá en el Museo de Artes Decorativas, en Recoleta, y a fines de abril le sigue Francisco Bustamante en Matucana 100.
Antes, el 12 de marzo, la muestra de Basco Vazko se mudará de los jardines al interior de la biblioteca, donde crecerá con más obras. "Mi relación con el muro es distinto al trabajo con los libros, que es mucho más íntimo y puedo ir trabajando de a poco. En el muro no se puede probar tanto, es más inmediato y público", dice.
En Texas, donde estuvo un mes, el grafitero también participó en el Luminaria San Antonio Art Festival. "Me carga el concepto de street art, que es totalmente diferente al grafiti. El grafiti implica una cultura, una estética, una forma de pensar que es antisistémica. El street art es más que nada muralismo contemporáneo. Ojala se escribiera más sobre el movimiento del grafiti, que el próximo libro que se haga no sea de puras fotos".
¿Su obra está dentro del grafiti más que del street art?
Si me preguntas qué hago, te respondo que yo pinto. Son mis pinturas sin etiquetas y son muy personales, imágenes que me vienen de todas partes desde Barry McGee hasta Edward Hopper.