Todo costó mucho. Al menos, 13 actrices postularon al rol de Daisy Buchanan antes de que finalmente lo obtuviera Carey Mulligan. En el camino quedaron fuera Scarlett Johansson, Natalie Portman y Keira Knightley. La filmación tomó cuatro meses y el director Baz Luhrmann decidió a última hora rodar en Sydney y no en Nueva York, donde todo habría sido más barato.
En fin, un equipo de 150 personas, solamente dedicadas a los efectos especiales, terminaron por darle el aspecto definitivo a El gran Gatsby, una de las películas más esperadas del 2013. Costó cerca de 130 millones de dólares y se viene anunciando desde septiembre del 2011. Basada en la novela homónima de Scott Fitzgerald, la cinta está en la primera línea del frente llamado a darle la vuelta la página a la temporada del Oscar.
Este grupo, integrado, además, por otros filmes de realizadores conocidos y con actores de peso, podría entrar en carrera eventual por el Oscar 2014. Así al menos lo propone el periódico Los Angeles Times, donde El gran Gatsby es visto como una especie de Los miserables: es un musical, tiene un reparto estelar y tras él hay una célebre fuente literaria.
La película de Luhrmann, que se estrena en Chile el 30 de mayo, tiene a Leonardo DiCaprio en el rol central de Jay Gatsby y a Tobey Maguire como Nick Carraway. Este último es el amigo de Gatsby, testigo de sus grandezas, delirios y caídas. Entre medio, claro, está Daisy Buchanan (Carey Muligan), la mujer inalcanzable, el antiguo amor de Gatsby, hoy casada con otro millonario.
Ambientada en los años 20, la propuesta de Luhrmann es en su estilo: luces de neón, mucha música, coreografías. Nada de charleston ni foxtrot. Lo que se desprende del trailer es una banda sonora contemporánea, con Jay-Z, Kanye West y Jack White (de los White Stripes) cantando Love is blindness, de U2.
Antes, en abril, llega la nueva película de Steven Soderbergh, un realizador incombustible a pesar de que cada año dice que se retira. Su nuevo trabajo es Efectos colaterales, estrenada en el Festival de Berlín con muy buenas críticas. La trama es un thriller médico: el doctor Jonathan Banks (Jude Law) prescribe una nueva droga contra la ansiedad a una paciente que sufre depresión (Rooney Mara). Las consecuencias serán funestas.
También en abril se estrena Los amantes pasajeros, el más reciente trabajo de Pedro Almodóvar. Según declaró su realizador hace tres semanas a la agencia EFE, ahora quiso volver al esquema de la clásica comedia desinhibida de los años 80. Hay cameos de Antonio Banderas, Penélope Cruz y Paz Vega, pero el protagonismo se lo llevan Javier Cámara (Hable con ella) y Cecilia Roth (Todo sobre mi madre). La historia de la cinta que se estrena este viernes en España transcurre en un avión: los pasajeros de un vuelo entre Madrid y México se enteran de que el aparato puede caer en cualquier momento al océano y ahí comienza cada cual a liberar tensiones, confesiones y, sobre todo, sexo.
En las antípodas de Almodóvar se ubica Mátame suavemente, un filme de mafiosos, protagonizado por Brad Pitt y dirigido por Andrew Dominik. Estrenado en Cannes 2012, aquí Pitt es un asesino a sueldo, que debe resolver un caso en los barrios bajos de Boston. Llega el 4 de abril.
Antes de julio también se estrenan dos obras de realizadores consagrados: Cosmopolis, de David Cronenberg, y To the wonder, de Terrence Malick. La primera, basada en la novela homónima de Don DeLillo, es protagonizada por Robert Patinson como un yuppie que cruza Nueva York en su limusina para cortarse el pelo, en un día difícil: el Presidente visita la ciudad, el tráfico es imposible y él ha hecho una inversión que lo podría dejar en bancarrota. To the wonder, por el contrario, es suave en comparación: un hombre casado (Ben Affleck) se reencuentra con un amor de juventud (Rachel McAdams) y su vida encuentra otros rumbos.