Al supeditar la vida del segundo rehén japonés a la liberación de una iraquí condenada por terrorismo en Jordania, el grupo Estado Islámico (EI) ha desplazado a Amán el centro de la negociación, poniendo a la diplomacia japonesa en una situación delicada, según los analistas.
En un nuevo vídeo difundido este martes, los yihadistas amenazaron con matar al periodista japonés Kenji Goto y al piloto jordano Maaz al Kasasbeh, si Jordania no libera en las próximas 24 horas a Sajida al Rishawi, una iraquí implicada en una ola de atentados suicidas reivindicados por la rama iraquí de Al Qaeda.
El EI ya había exigido el sábado la puesta en libertad de su "hermana" al Rishawi, tras anunciar la decapitación de un primer rehén japonés, Haruna Yukawa, al que capturó en agosto, en un vídeo que iba "claramente dirigido a trastocar al gobierno japonés", según el profesor Koichi Oizumi de la Universidad central de Aomori, citado por la agencia Jiji.
"Habíamos pedido ayuda a Jordania para salvar cuanto antes a [Kenji] Goto (...), nuestra postura no cambió",
indicó este martes el portavoz del gobierno japonés, Yoshihide Suga, después de se difundiera el nuevo vídeo del EI.
"La vida humana es prioritaria, vamos a trabajar con las partes implicadas, Jordania en primer lugar, para salvar a Kenji Goto sin ceder a los terroristas. Esta posición no ha cambiado", había declarado horas antes.
"De todas formas, Japón solo puede pedir ayuda a Jordania", asegura el profesor Masanori Naito, especialista del islam y Oriente Medio de la Universidad de Doshisha de Kioto.
Para Robert Dujarric, director de estudios asiáticos de la Universidad Temple de Tokio, "dependerá mucho de la importancia que Jordania otorgue a la prisionera iraquí", nueve años después de los ataques a tres hoteles de la capital jordana, que dejaron al menos 60 muertos y centenares de heridos.
"Fue condenada a muerte en 2006 y aún no ha sido ejecutada. Si estuviera enferma o con problemas mentales, Jordania podría aceptar su liberación. Pero si está en condiciones normales, no la dejarán salir", opina Naito.
PRIMERO, EL PILOTO JORDANO
Pero lo que realmente importa a Jordania no es el rehén japonés, sino Maaz al Kasasbeh, en manos del EI desde diciembre cuando se estrelló su F16 en Siria.
En ese sentido, "no creo que Jordania pueda intercambiar a Al Rishawi por un japonés, mientras su piloto siga prisionero", insiste Oraib Rentawi, director del centro Al Quds de estudios políticos de Amán, en línea con todos los expertos nipones.
"El rescate del piloto jordano también está entre nuestras preocupaciones. Queremos que él y Kenji Goto vuelvan cada uno a su país con una sonrisa", declaraba frente a las cámaras el viceministro japones de Exteriores, Yasuhide Nakayama, que ha viajado a Amán para la negociación.
La demanda del EI, que emplaza a Jordania en el corazón de la negociación, es "en cierta forma, más sencilla para Japón", cree Dujarric, porque designa un interlocutor que tiene capacidad de lanzar la negociación con el EI.
Rentawi ve difícil, por su parte, "decir si Jordania aceptará la exigencia de los yihadistas. Ambas partes presentarán ofertas y demandas hasta que se alcance un acuerdo. Podría haber una propuesta conjunta de Japón y Jordania, y una solución más amplia que concluya con la liberación de los rehenes", aventura.
Pero en la situación actual, todos los expertos coinciden en que a Japón le quedan pocas cartas que jugar.
"El poder de decisión está en manos del gobierno jordano, no el japonés", sentencia Naito.
El tema es complejo y una eventual liberación de la prisionera iraquí "suscitaría una gran indignación entre la población jordana", apunta.
Una petición de este tipo por parte del EI podría responder a que "uno de los objetivos de la organización Estado Islámico es dividir a las naciones", agrega Shiro Kawamoto, experto en terrorismo del Consejo de política pública.
Pase lo que pase, Japón, aliado de Estados Unidos, deberá tener en cuenta la postura de Washington, punta de lanza del combate contra los yihadistas, insiste Dujarric.
De hecho, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, no tardó en pedir información sobre las negociaciones en curso a través del ministro japonés de Exteriores, Fumio Kishida, según la diplomacia nipona.