La situación es dramática: 30 mil casas y edificios vacíos, 10 mil viviendas demolidas en los últimos cuatro años y el 40% del alumbrado público sin funcionar. No por nada, en julio pasado Detroit se declaró en la mayor bancarrota de la historia de Estados Unidos. Pero hay un hombre que pretende convertirse en un "bombero" para su ciudad, cuna de la industria automotriz. Mike Duggan, un empresario de 55 años, ganó las elecciones municipales del martes y se convirtió en el primer alcalde blanco de la ciudad en 40 años. La tarea parece titánica, pero Duggan, del Partido Demócrata, quiere cambiar las cosas.

En el sitio web de Duggan sólo se leen palabras de agradecimiento. "¡Gracias! El martes tu voz fue escuchada. Hoy comenzamos la ruta para restaurar nuestros barrios y los servicios de la ciudad", escribió el nuevo edil, quien quiere mantenerse en contacto con "la gente" de Detroit a través del mail "para este nuevo viaje".

Diarios como The New York Times y The Washington Post no sólo han destacado el hecho de que Duggan será el primer alcalde blanco desde 1974, sino que dirigirá una ciudad donde el 83% de su población es negra. De hecho, el Post señaló que Duggan podría poner fin a las divisiones raciales que históricamente han afectado a la ciudad. Duggan, que se impuso con el 55% frente al alguacil Benny Napoleon, fue jefe de un centro médico, fiscal de la ciudad y su nuevo cargo hará que esté en la mira de parte importante del país, especialmente de los medios. Pese a sus promesas, el nuevo alcalde podría estar amarrado de manos.

Ello, porque el gobierno municipal está al mando de un director nombrado por el estado de Michigan para manejar la situación de emergencia en que se encuentra la ciudad. Pero Duggan quiere que este funcionario -Kevyn Orr, experto en bancarrotas- se vaya para la casa para recuperar el poder.

Mientras, Duggan podrá gestionar ayudas federales y mejorar la seguridad, otro de los graves problemas que afectan a Detroit.

Entre 2000 y 2010, la ciudad perdió un cuarto de sus habitantes. Hoy, en la ciudad viven alrededor de 700 mil personas, muchas de ellas en verdaderos barrios fantasma. Menos fábricas igual a menos población, explican sus habitantes.

La deuda a largo plazo de la llamada "capital del motor", por marcas como General Motors, Ford y Chrysler, se estima en US$ 20.000 millones. En su apogeo, Detroit llegó a ser la cuarta mayor del país y centro neurálgico de la economía nacional. Hoy, es la segunda ciudad más violenta de EE.UU, con 21,4 crímenes por cada 1.000 habitantes, según el FBI. El desempleo alcanza el 18% y el 36% de la población vive bajo el umbral de la pobreza.

"El símbolo de la debacle es la monumental estación de trenes, que quedó sin terminar y que se va deteriorando lentamente desde hace décadas. Los fotógrafos la aman por su encanto sórdido", sostiene Daniel Schnettler, de la agencia alemana Dpa.

Pero no todo es decadencia. La industria automotriz ha dado señales de una lenta recuperación, nuevas empresas han comenzado a ocupar los edificios vacíos y se abrió el primer supermercado Whole Foods. "Vamos a transformar Detroit en la ciudad que sus habitantes merecen tener, de la que todos nos sintamos orgullosos", ha prometido su nuevo alcalde.