Fue una de las últimas obras a las que dio partida la Presidenta Michelle Bachelet al término de su primer gobierno. El 27 de enero de 2010 instaló la primera piedra, lo que marcó el inicio de la construcción de un moderno hospital para Rancagua.

Lo que no se previó era que el recinto sería inaugurado por la misma Mandataria. No sólo porque se desconocía, en el momento, que Bachelet se repostularía al cargo, sino porque el proyecto estipulaba sólo 900 días para su construcción, plazo que finalmente se extendió a casi el doble.

"El plazo no se cumplió por múltiples factores. El terremoto dilató las obras y generó problemas de reclutamiento de personal calificado para avanzar al ritmo programado. También hubo complicaciones financieras y que significaron la salida de una de las firmas del consorcio a cargo de la construcción", explica Fernando Troncoso, director del Servicio de Salud O'Higgins, quien agrega que "la propuesta, además, no fue del todo adecuada, hubo problemas en la ejecución y se tuvo que hacer varios aumentos de obra. Hubo episodios complejos y todo eso sumó en el retraso".

La obra gruesa del recinto, con estas demoras, pasó de costar $ 66 mil millones a $ 75 mil millones e implicó 10 multas, por un total de 47.680 UF (casi $ 1.170 millones) a la constructora Consorcio Hospital Rancagua S.A.

Ahora, el recinto se encuentra "en tierra derecha", según afirman las autoridades de Salud , con la recepción de obras programada para el próximo 16 de marzo, lo que, de cumplirse, daría pie a la puesta en marcha del edificio y el posterior traslado a las nuevas instalaciones. "Es un edificio de 90 mil metros cuadrados y vendrá todo el proceso de implementación y puesta en marcha clínica, que es complejo, porque implica una mudanza completa, implementar procesos administrativos y asistenciales, incluyendo trasladar a pacientes hospitalizados", dice Troncoso, quien añade que la idea es que esto ocurra durante el segundo semestre de este año.

Así, con esta planificación y tras cinco años de construcción, el recinto postula a ser el primer hospital que inaugure este gobierno, peleando el cupo con un centro asistencial de menor complejidad en Lautaro. No es la única disputa: pronto se elegirá el nombre que llevará el edificio, entre los cuales ya circula la alternativa "Dra. Miche-lle Bachelet".

"Desde que el hospital inició las obras lo propuse y he desplegado una iniciativa para que lleve el  nombre de la Presidenta, que en su primer mandato aprobó los fondos que permitieron su construcción y que ahora será quien lo inaugure", dice el diputado (PS) Juan Luis Castro.

"Se lo merece, por lo que ha hecho por el país", dice Jaime Vidal, paciente del recinto, apoyando la moción, que también encuentra detractores. "No debiera tener un color político, porque no se atiende a políticos, sino a personas comunes", agrega Felipe Eduardo de la Barra, de la organización Somos Vida.

Fernando Troncoso, en tanto, admite que el nombre de la Presidenta es una de las opciones que han surgido. "Hay un grupo de personas, que admira su trayectoria sanitaria y condición de gobernante, interesado en ponerle ese nombre, porque ella puso la primera piedra y ha estado directamente involucrada". Añade, sin embargo,  que será un proceso participativo el que elegirá, a contar de marzo, la mejor alternativa, a partir de una papeleta con 10 candidatos. "Hay todo un diseño, donde participarán funcionarios, la comunidad, las organizaciones y las personas de la región que deseen votar. Se elegirán finalmente, por mayoría, tres nombres y será en el Consejo Regional donde se tome la decisión".

DETALLES DE LA OBRA

El edificio que reemplazará al actual Hospital de Rancagua, construido en 1960, consta de seis pisos , con dos tercios del quehacer médico emplazado en los primeros tres niveles, a objeto de optimizar la atención y hacerlo más seguro. Tendrá 536 camas, 24 unidades de hemodiálisis y un moderno equipamiento de imagenología, oncología y rayos, además de 15 pabellones quirúrgicos, tres de ellos "inteligentes", para intervenciones de traumatología y neurocirugía, entre otras.

"Todos estamos impacientes, pero tenemos la responsabilidad de hacer correctamente el traspaso. No queremos prepicitarnos a cortar cintas y que eso después signifique problemas en la atención de pacientes y en el funcionamiento", dijo Troncoso, en alusión a la apertura de los recintos de La Florida y Maipú, que enfrentaron diversos problemas en su puesta en marcha.