En el Sudamericano, la Sub 20 chilena ya dio ejemplos de que aunque juegue mal, le expulsen un jugador o no funcione el sistema, hay algo que no cae nunca: el espíritu de lucha y la convicción. Aspectos que han sido trabajados por Mario Salas y su cuerpo técnico, y que en el Mundial de Turquía han sido reforzados, dando forma a un grupo concentrado en el objetivo.
Durante el torneo en el que Chile clasificó al Mundial se vio como el técnico utilizaba la filosofía del Che Guevara para potenciar el ánimo y el esfuerzo del plantel.
Ya en el Mundial, se nota en cada declaración que los jugadores están unidos en el objetivo y que se sienten muy motivados en llegar muy lejos en el campeonato. Todos asumen que importa más el grupo que las individualidades, que siempre el próximo partido es el más importante y que no hay que conformarse.
Las arengas y otras dinámicas han formado parte del trabajo. Un ejemplo es la "caja de las ilusiones", una recipiente con la bandera chilena donde en forma secreta los jugadores depositaron un papel con la meta que esperan conseguir por ellos, el grupo y sus familiares. Una ceremonia que ya habían realizado en el Sudamericano.
Y antes del duelo, fue el propio Salas el que dijo que que ante Croacia jugaba el partido más importante de su carrera, lo que transmitió al plantel.
Así, este grupo, que canta abrazado el himno antes de los partidos, se metió entre los ocho mejores del Mundial Sub 20. Con problemas en la cancha, pero con solidez en el espíritu y convicción de luchar hasta el final.