El jueves 9 de diciembre de 1999, Santiago Wanderers venció por 2-1 a Linares en el estadio Playa Ancha. Era la penúltima fecha de la Primera B, y con esos tres puntos, los "caturros" prácticamente aseguraban el ascenso.

Esa tarde, 16.273 hinchas repletaron el recinto y celebraron aquel valioso triunfo. Uno de ellos era un niño de 8 años llamado Miiko Albornoz, nacido y criado en Suecia, de padre chileno y madre finlandesa, y que 15 años después debutaría con un gol por la selección chilena, en el triunfo por 4-0 ante Costa Rica.

Durante ese largo período, el zurdo sólo vivió de los recuerdos de aquel verano en la Quinta Región, y pese a no visitar el país en todo ese tiempo, nunca perdió su identificación con él. Ahora, el futbolista que triunfa en el Malmö, vigente campeón de Suecia, tiene la gran chance de defender los colores de Chile en el Mundial de Brasil.

"El sueño de toda su vida era jugar por la selección chilena, ya que él siempre ha estado muy cercano a sus raíces. Pese a que nació y se crió en Suecia, su corazón siempre ha estado ligado a todo lo que tiene que ver con Chile. Siempre pregunta todo, cómo es la gente y sus costumbres. Además, se identifica mucho con mi familia. Pese a que ha vivido su vida en Europa, con todo lo que eso significa, Chile siempre ha tenido un lugar muy importante en su vida", apunta su padre Manuel, también seguidor caturro.

Si bien las veces que ha estado en el país son contadas, Albornoz tiene su lado chileno bastante arraigado y marcado, profundamente, por la zona de procedencia de su familia: Valparaíso.

El seleccionado nacional es fanático de Wanderers, los asados, los completos, los mariscos y la "ensalada chilena", platos que disfruta a fondo cuando deja Suecia y visita a sus parientes, como el pasado 25 de diciembre.

"Vez que viene come carne, carne y carne. También pescados, mariscos, empanadas y ensaladas. La reineta, el limón, la palta y el tomate nunca pueden faltar. Le encantan las marraquetas, porque dice que la de acá es exquisita. ¡Si es chileno chileno!", revela, entre risas, Rommy Quiroga, su prima.

"Vinieron para la última Navidad. Hace muchos años que no veíamos a Miiko. La última vez fue

cuando vino a pasar el cambio de milenio con su familia. Ahora quieren venir más seguido. Fue una reunión muy íntima en Navidad. Jugamos al amigo secreto y a él le tocó un llavero con la bandera chilena. Estaba muy feliz. Quiere mucho a este país", asegura su prima.

Mauricio Albornoz, su hermano, quien también quiere jugar por Chile, entrega otros detalles de la idiosincrasia criolla del zurdo. "El ya se sabe de memoria el himno de Chile. Ya casi entiende todo el español, aunque le cuesta hablar un poco. Pero los dos tenemos mucho cariño por nuestro país y por Valparaíso. A mi hermano también le gusta la cultura chilena y la música. En el fútbol, admira mucho a Jorge Valdivia y Matías Fernández. Es difícil ir, por el fútbol y los permisos, pero no dejaremos pasar tantos años esta vez", advierte el volante del Brommapojkarna, de Suecia.

Por ahora, Miiko Albornoz disfruta como un chileno más su gran momento: "Es un día que voy a recordar toda la vida. Soy un jugador que no hace muchos goles y convertir en la 'Roja' fue un sueño hecho realidad".