Todo fue improvisado. Las invitaciones se hicieron por vía telefónica apenas 30 minutos antes de que comenzara el acto oficial en el hall del primer piso de Palacio Quemado, la sede del gobierno boliviano, en La Paz. Por lo que muchos no alcanzaron a llegar. Lo que quedaba de las delegaciones extranjeras que habían asistido el sábado 14 y domingo 15 de junio a la cumbre del G-77 y el cuerpo diplomático acreditado en Bolivia aún se encontraban en Santa Cruz, por lo que la mayoría se excusó de asistir.

Nada de eso importó al Presidente Evo Morales. El mandatario boliviano festejó la presencia en palacio del embajador de Uruguay, Carlos Flanagan, y de la dirigenta indígena guatemalteca y Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, los dos únicos representantes foráneos en un acto que pretendía constituirse en el relanzamiento de la ofensiva política, diplomática y comunicacional que Bolivia llevará adelante en paralelo al juicio que interpuso contra Chile en la Corte Internacional de La Haya.

Morales estaba feliz, incluso bromeó en tres oportunidades esa tarde de lunes 16 frente a un salón atiborrado de funcionarios de gobierno, profesores y dirigente sociales, convocados a participar en la presentación oficial de lo que se ha llamado El libro del mar, texto que el gobierno de ese país ha elaborado para difundir a la comunidad internacional los elementos centrales de la demanda marítima contra Chile ante La Haya.

El libro, al cual tuvo acceso Reportajes, entrega por primera vez una enumeración formal y detallada de los hitos y argumentos que Bolivia ha resuelto llevar a juicio para tratar de demostrar que Chile se ha generado, a través de diversos actos unilaterales durante los últimos 100 años, la obligación de negociar un acceso soberano al mar con La Paz.

A lo largo de sus 130 páginas, el texto, elaborado por el ex Presidente Carlos Mesa y la Dirección Estrategia de Reivindicación Marítima de Bolivia, sustenta el alegato en un total de 20 episodios de la historia de las relaciones entre ambos países, acompañando algunas notas diplomáticas y declaraciones de distintas autoridades en las que se abordó el tema (ver detalle de los argumentos).

"Ha transcurrido más de un siglo desde que Chile invadió el litoral boliviano (...). Desde entonces, varios presidentes y cancilleres de Chile comprendieron que Bolivia no podía quedarse encerrada para siempre en el corazón de América del Sur y se comprometieron a negociar con Bolivia un acceso soberano al mar", escribe Morales en la introducción del libro. "Antes y después de la suscripción del Tratado de 1904, Chile se comprometió a no dejar a Bolivia sin un acceso soberano al océano Pacífico a través de compromisos unilaterales y bilaterales", sostiene el líder boliviano.

A días de que la Presidenta Michelle Bachelet dé a conocer su decisión respecto del momento en que impugnará la competencia de la corte para conocer la demanda (si levanta una excepción preeliminar, lo que abriría un juicio aparte, o si la incluye en la contramemoria, en febrero de 2015), la publicación boliviana marca el inicio de una disputa diplomático-comunicacional en la que Chile ha tomado también sus primeras acciones.

Tres semanas antes de la cumbre del G-77, y previendo que se distribuiría ahí El libro del mar, el canciller Heraldo Muñoz ordenó elaborar  el documento "Chile y la aspiración marítima boliviana. Mito y realidad", en español, inglés y francés, para su distribución en la comunidad internacional. Además, el gobierno les encomendó a los ex presidentes y a los dirigentes políticos y parlamentarios que en sus viajes y encuentros internacionales expongan la posición de Chile.

La batalla por La Haya toma fuerza.