Destacó en dos frentes. En la década de los 80, Mario Salas no sólo llamaba la atención por su melenuda cabellera en el colegio Mackay, de Viña del Mar, sino por sus aptitudes en el fútbol y en el rugby.

Por esos años, el actual técnico de la Sub 20 mostraba su talento en las inferiores de Everton y en los Old Macks,  el equipo de su etapa escolar.

A diferencia del fútbol, en donde Salas alcanzó regularidad como volante de contención, el rugby lo erigió como uno de los jugadores más talentosos de su generación, características que lo llevaron a defender la selección juvenil nacional en un Sudamericano disputado en Mendoza, en 1986.

"Mario era el medio scrum del equipo. Era el armador, usaba la camiseta '9', la que llevan los jugadores capaces de liderar a sus compañeros", recuerda Ignacio Iriarte, ex compañero de Salas en el combinado juvenil de rugby, quien rememora, además, una ingrata anécdota del actual entrenador de la "Rojita".

"En el Sudamericano jugamos contra Uruguay y Paraguay. El último partido era ante Argentina, el que Mario no pudo jugar por una amigdalitis", afirma Iriarte.

Para Rodrigo Boye, amigo y ex compañero de Salas en el Mackay, la elección del ex volante de Everton por el fútbol era predecible. "Compartimos toda la carrera colegial. Era un gran deportista y su pasión siempre fue el fútbol, estábamos seguros de que se iba a dedicar a eso. Cuando lo subieron al equipo de honor de Everton tuvo que optar en dejar el rugby. En el fútbol también era talentoso, pese a que la gente se quedó con la imagen de un volante de marca y esfuerzo", sostiene Boye.

Durante su adolescencia, Salas ya mostraba su faceta de líder, la que no sólo le permitió guiar a los Old Macks en el rugby, sino que también destacar dentro de las organizaciones de su establecimiento educacional.

"En cuarto medio fue el head boy, es decir, el alumno jefe de todo el colegio, un cargo que era escogido por los profesores y sus compañeros", agrega Boye, quien hoy integra el staff  técnico de la selección nacional de rugby.

La ascendencia de Salas en el grupo le permitió, según sus cercanos, tener éxito como entrenador, en especial, porque supo llevar al fútbol la cohesión de grupo que cultivó en su época de rugbista.

"El rugby es una cuestión de equipo, no sólo se juega con amigos, sino que también le defiendes la espalda a tu compañero", subraya Iriarte.

Mientras, Boye sostiene que, en la Sub 20, Salas busca concientizar a sus dirigidos la importancia de unificar objetivos.

"Sigue viendo partidos de rugby, desde donde saca sus charlas motivacionales y la solidaridad que debe existir en un camarín", concluye el ex rugbista, sobre el método empleado por el seleccionador juvenil, quien también basa sus arengas en la ideología de Ernesto "Che" Guevara.