Hace poco más de un mes y medio, Ricardo Lagos se reunió en privado con Eduardo Frei para analizar la campaña presidencial. En la cita, el ex presidente manifestó sus críticas a cómo se ha manejado la contienda y también su intención de participar activamente; el abanderado concertacionista le pidió que, esta vez, lo acompañara a él en la recta final, especialmente en los actos de cierre.

El encuentro selló el regreso de Lagos a la contingencia política. Los roces internos del comando, las continuas filtraciones de éstos y de la estrategia, las disputas con las dirigencias de algunos partidos, la sensación de derrota que se apoderó de la coalición en octubre, todo ello creó las condiciones para que Frei conformara un anillo de asesores fuera del grupo que lo había acompañado en la primera etapa. Según sus cercanos, hoy son tres personas las que forman ese círculo más íntimo, con los que conversa los puntos de fondo sobre qué pasos tomar para llegar de manera más competitiva el 13 de diciembre y para luego enfrentar la segunda vuelta en mejor pie, si se concreta lo que marcan las encuestas, que le otorgan la primera opción de avanzar al balotaje. Se trataría de concertacionistas históricos, sin cargos públicos y con independencia de Frei. Uno de ellos es Lagos.

Un miembro del comando asegura que desde hace tres semanas hablan hasta dos veces al día. El lunes 30, por ejemplo, el ex mandatario llegó a la casa del candidato en calle Baztán una hora antes de la actividad programada para abordar el Plan Auge. Ese tiempo lo aprovecharon para hablar a solas.

Pero Lagos también tiene otro rol. Ya en octubre, cuando el comando pasó por uno de sus peores momentos y requirió de la intervención de La Moneda, en calle Bilbao se decía que Lagos era un rostro importante para reconquistar votantes -con miras al domingo 13- más proclive al progresismo y que emigraron hacia Enríquez.

Por ello Frei le pidió a Lagos que lo acompañara. En la última semana ha ido junto al candidato a tres actos masivos -dos de ellos, cierre de campaña-, donde, además, ha sido uno de los oradores principales.

LOS PLANES
En el entorno de Frei confían en que pasarán a segunda vuelta, pero también saben que el escenario no es fácil, pues en cualqueir caso el 13 de diciembre el DC obtendrá un segundo lugar y con la votación más baja que haya logrado un candidato concertacionista. En 1999, con Lagos, necesitaban 143 mil votos para ganarle a Joaquín Lavín en segunda; en 2005, con Michelle Bachelet, 280 mil (aunque en ambos casos consiguieron más: 299 mil y 532 mil, respectivamente). Esta vez, la Concertación tendría que salir a conquistar cerca de 1,2 millón de votos.

Si se da este escenario, el desafío es levantar esa noche un discurso no derrotista, que no le deje a Sebastián Piñera -quien pasará con la primera mayoría- el espacio libre para aparecer como el único triunfador de la jornada. Los analistas electorales coinciden en que el "efecto ganador", aquel que puede llevar a los indecisos a optar por el candidato que aparece como el más seguro triunfador, es clave en las primeras horas.

Siempre bajo esta premisa, la búsqueda de votos estará orientada a los "viudos" de Marco Enríquez y de Jorge Arrate. En el segundo caso, la facilidad para el traspaso de esos votos está dada por el éxito que se desprenda del pacto electoral que la Concertación hizo con el Juntos Podemos.

Con respecto a Enríquez, entre los concertacionistas que han conversado con el "marquismo" tienen claro que éste no llamará a votar por Frei y dará libertad de acción. El escenario óptimo para el oficialismo, entonces, es que Enríquez no ataque ni critique al candidato de la Concertación, para que no ahuyente potenciales votantes.

Esa noche el oficialismo pretende activar todos los puentes para lograr que Enríquez sea más bien neutro. También, apuestan a conseguir un respaldo del padre del candidato, Carlos Ominami.

El discurso que Frei dé esa noche será clave para ese proceso. En este aspecto, Lagos ha promovido ante el senador DC que debe realizar un sentido llamado a quienes apoyaron al diputado, según quienes han conocido de estas conversaciones.

LAS FICHAS DE LA MONEDA
En el momento más complejo de la campaña, octubre, la Presidenta Bachelet llegó al convencimiento de que se debía intervenir. Sus hombres en la operación fueron su jefe de gabinete, Rodrigo Peñailillo; su jefe de comunicaciones, Juan Carvajal, el subsecretario de Desarrollo Social, Mahmud Aleuy. Los dos primeros trabajaron la nueva estrategia que se echó a andar para afirmar a Frei para primera vuelta. La Moneda también ha continuado con los planes para el balotaje.

Ya está definido que la noche del 13 Frei debe aparecer acompañado por un representante de Palacio que dejará el gobierno para trabajar en segunda vuelta. Ello con el objetivo de que Frei aparezca como el continuador de la Presidenta con la mayor adhesión. Luego de que el ministro de Hacienda impusiera su parecer de no querer sumarse, la carta es Carolina Tohá (vocera). Según fuentes de Palacio, su salida ya está visada por la Mandataria. La única duda que permanece en alguno sectores del oficialismo es si, al salir de La Moneda, Tohá pierde parte de la alta visibilidad que ha tenido en este gobierno.

Pero en la Concertación también esperan que la Presidenta se juegue en primera persona para atraer los votos de Arrate y Enríquez. Cercanos a la Mandataria han comentado que una imagen que le rendiría mucho a Frei es que ella invite a La Moneda a los candidatos derrotados. En el comando de Enríquez dicen que no sería fácil para él negarse a ello, aunque, de suceder, no iría junto a Arrate.