El Mago, la cinta con la que un ex Magic Twins llega al cine

La película de Matías Pinochet con Jean Paul Olhaberry, Alonso Quintero, Erto Pantoja e Ingrid Isensee se estrena mañana.




El ex Magic Twins Jean Paul Olhaberry no reniega de sus 10 años de trabajo junto a su compañero Nicolás Luisetti, donde la espectacularidad de las ilusiones y la puesta en escena eran primordiales. Pero en su llegada al cine, algo que se concretará mañana con el estreno de la película El mago en salas locales, buscaba algo diferente.

Es por eso que junto al director Matías Pinochet (Los Rockers, rebelde rock and roll) y al guionista y actor  Mateo Iribarren, decidieron hacer una película en que lo principal no fuera la magia, sino que su historia mezclara acción, romance y el suspenso. "No queríamos hacer un gran espectáculo de magia, sino que la magia fuera compañera de la historia, por eso mi personaje es un ilusionista amateur, está aprendiendo y comprendiendo este arte, está empezando a luchar por sus sueños", dice.

En la película, Olhaberry interpreta a este aspirante de mago llamado Horacio, un joven que vive con su hermano (Alonso Quintero) y su padre (Erto Pantoja) en un poblado en el desierto que ni siquiera tiene electricidad o agua potable y vive sumido en la monotonía.

Es ahí donde llega el Circo de los Hermanos Santa Cruz, un grupo de gente que revolucionará el lugar, y en especial la vida de Horacio, ya que no sólo verá en él la posibilidad de desarrollarse como mago, sino que se involucrará con una bella bailarina (Ingrid Isensee) y el dueño del circo, el Negro Santa Cruz (Víctor Montero), un hombre peligroso que usa el lugar como fachada para ocultar negocios que tienen poco que ver con la legalidad. De hecho, según cuenta Pinochet, la idea para el filme partió inicialmente como la adaptación de un antiguo caso criminal que le había interesado al productor ejecutivo José María de Ferrari, sobre unos jóvenes que viajaron al norte del país para cambiar un automóvil por cocaína, pero una vez que Olhaberry se sumó al proyecto, la trama cambió completamente.

Otro elemento importante de la película son sus tintes surrealistas. Algo que se aprecia especialmente en la escena que, para Olhaberry, fue la más compleja de registrar durante el rodaje: "Aparezco dentro de un tiburón y no se sabe si es verdad o es mentira". Para él, son ingredientes como este los que ayudan a mantener el misterio y una atmósfera rodeada de magia durante la cinta: "Esto logra que el relato  mantenga al espectador constantemente atento en lo que está pasando en la pantalla", agrega.

Para Pinochet, la locación también tiene un rol muy importante en la cinta. "La película originalmente se llamaba Puerto Viejo, como el lugar donde se filmó, porque cumplía con ser un lugar bien oscuro, donde no crece la magia ni los sueños ni nada: es una toma de veraneo que tiene 800 casas y donde viven como 40 personas durante el año". Algo que convirtió a la grabación  en una especie de odisea, al convivir con la precariedad e  iluminar todo con generadores. "No había con quién interactuar fuera del equipo y eso se nota en el resultado, porque todos se interiorizaron mucho en el guión, no había distracciones". Además, asegura que fue importante en términos visuales: "Ahí se junta el desierto con el mar y cinematográficamente es espectacular".

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