"Obviamente que me acuerdo de esa experiencia. Mi padre fue el capitán de ese título, el último de Santiago Wanderers. Hasta el día de hoy me recuerdo la imagen de ese estadio lleno y esa hinchada animando y gritando con garra". Andrés Robles tenía sólo siete años aquella tarde de 2001 en el que se proclamaron campeones su progenitor, Héctor, y el equipo que también él defendió personalmente desde los 16 (el debutante en Primera más joven del fútbol chileno) y hasta el pasado mes de junio. Esa escena puede repetirse esta tarde y al hoy central del Atlético de Madrid B le pilla geográficamente lejos pero emocionalmente tan próxima como entonces.
Si el descanso se lo concede y se lo permite su entrenador (debuta este fin de semana Carlos Aguiar, técnico de amplio currículum en España y colaborador de La Tercera durante el Mundial de Brasil, que ha sustituido a Óscar Mena), Robles seguirá frente al ordenador el desenlace del título chileno. Será a partir de sus nueve de la noche. "Todos los fines de semana sigo la Liga chilena", dice. "Siempre que puedo. Generalmente hay facilidad de hora. Si no, después veo cómo ha terminado el partido y leo la anécdota".
Y añade: "Estoy muy contento por lo que están haciendo mis ex compañeros. Habló a menudo con algunos. Les deseo mucha suerte, que ganen la Liga. Supongo que el estadio estará bonito. Si la hinchada de Santiago Wanderers anima siempre, imagínese hoy".
El jugador chileno no oculta que "obviamente" por un lado siente pena -"me habría gustado estar allí"-, pero no lo cambia por la experiencia que está viviendo: "Estoy en un club que tiene todo, en una de las Ligas más grandes de Europa... Estoy en un sueño del que sigo en camino. Y nada, aunque de lejos, con la ilusión de que Santiago Wanderers salga campeón".
No le ha ido demasiado bien a Robles por ahora en el filial del Atlético. El equipo pierde mucho y él ha jugado poco. Sobre todo por culpa de los problemas físicos y las lesiones. "Pero ya me he recuperado", dice, "llevo ya un par de semanas entrenando con normalidad y este fin de semana me va a tocar jugar".
En lo personal se encuentra adaptado, aunque echa de menos Chile, "un poco, sobre todo a la familia", y especialmente a su novia que se ha vuelto a casa justo esta semana para dar a luz al que será su primer hijo, "Sebastián".
Con Arturo Vidal como referente personal y una excelente relación con sus compañeros, Andrés camina por un fútbol que "se diferencia mucho" del chileno: "La verdad es que sí, la dinámica es distinta, los jugadores son más intensos, se juega mucho más rápido".
Andrés Robles nunca sabrá si de haberse quedado en Chile hubiera podido disfrutar de lo que están viviendo los que hasta mayo eran sus compañeros. Desde España, mientras cumple un sueño, se proclama el primer hincha de Santiago Wanderers para esta tarde.