Cuando Evo Morales asumió el poder de Bolivia en 2006, confesó que el Palacio Quemado le parecía "muy grande". Ocho años después, y ad portas de iniciar un nuevo período presidencial de seis años tras vencer en las pasadas elecciones, a Morales el palacio de Gobierno se le hizo chico.
"El palacio, para el señorío (…) No necesitamos un palacio para señores, somos un pueblo, somos hermanos, y por eso hemos decidido construir la Casa del Pueblo", afirmó ayer Morales en La Paz, donde firmó el contrato que dará inicio a la construcción de La Casa Grande del Pueblo, el megaproyecto con el que busca cambiar la imagen del actual palacio presidencial boliviano.
Su arquitectura recogerá, según las autoridades, parte de la herencia de la civilización prehispánica de tiahuanaco, lejos de los símbolos coloniales y europeos que ostenta hoy el Palacio Quemado. "Este no es ningún proyecto importado, este es un proyecto hecho por bolivianos", sentenció Morales durante la ceremonia.
La Casa del Pueblo requerirá una inversión de US$ 33,2 millones, será construida sobre una superficie de casi 31.800 metros cuadrados y contará con 29 pisos, 23 de los cuales ya están destinados a despachos, salas de reuniones, oficinas, un auditorio, estacionamientos, helipuerto, sótanos y un nivel de ventilación. Saliendo al encuentro de las críticas de la oposición, durante el acto de firma Morales argumentó que la nueva sede de Gobierno "no es un lujo", y que además "está hecha por arquitectos bolivianos, por nuestros profesionales". Las obras de construcción fueron adjudicadas a través de una licitación pública internacional a la empresa nacional Tauro S.A, según informó la estatal Agencia Boliviana de Información (ABI). Se construcción se emplazará en la Plaza de Murillo, junto al actual Palacio Quemado, el cual, cuando finalice la construcción de la nueva sede en enero de 2016, comenzará a cumplir fines turísticos.
El actual Palacio de Gobierno alberga el poder Ejecutivo desde el siglo XIX. Popularmente es conocido como Palacio Quemado desde que su estructura se incendió en 1875, durante una revuelta contra el gobierno del entonces Presidente Tomás Frías.
Para el ministro de la Presidencia de Bolivia, Juan Ramón Quintana, el Palacio Quemado fue el lugar donde los "gobiernos neoliberales" anteriores a Morales despojaron al "Estado boliviano su riqueza, su patrimonio y su memoria" y donde se cometieron "actos de traición, corrupción y asesinatos".
Para el jefe de Estado, la construcción de la nueva obra marcará el cambio desde el concepto de Estado republicano que nació junto al Palacio y que marcaba una relación de arriba hacia abajo con el pueblo.
"Mi deseo es compartir tres o cuatro años la Casa Grande con el Pueblo boliviano", expresó ayer Morales, por lo que pidió rapidez a la empresa constructora para que se cumpla el plazo de entrega de la edificación.