Steven Patrick, como prefiere llamarle Ian McCulloch, de Echo & The Bunnymen, para no pronunciar Morrissey (55), puso en streaming su primer disco en cinco años en el sitio npr.org, título que oficialmente se publica el próximo martes 15 con una docena de nuevas canciones. Por supuesto, es noticia, aun cuando desde el caprichoso frente de novedades del ex The Smiths hay más revuelo otra vez por razones de salud, ya recurrentes para cancelar conciertos. Lo saben los fanáticos chilenos, cuando en julio del año pasado no se concretaron siete fechas de Santiago a Puerto Montt, tras intoxicarse en Lima. Morrissey describió como "un estallido colosal" aquella cancelación, para luego deslizar la posibilidad de un retiro: "la única solución a la vista parece ser el arte de no hacer nada". Finalmente, se supo que el tour no había vendido lo suficiente. En junio suspendió su agenda en vivo en Estados Unidos, luego de desmayarse al término de un show en Boston, causado por "un horrible resfriado", decisión que le provocó "una pena inimaginable".
Más que un estornudo
Un catarro de Morrissey no redunda en tos y malestar, sino en un embrollo con gran reparto. En este caso, la historia es así: Kristeen Young, una cantante estadounidense de respetable trayectoria, que incluye un dueto con David Bowie y un último álbum con Dave Grohl, habría contagiado a Morrissey cuando le teloneó a fines de mayo, según aseveración del cantante. Young respondió que Steven Patrick blufeaba sobre su verdadero estado y que ella sólo padecía una alergia. Aparece Tony Visconti, el legendario productor de Bowie y colaborador de Young, diciendo que la artista estaba mejor sin el hombre de Suedehead. Saltó de inmediato Jesse Tobias, el guitarrista de fugaz paso en los Chili Peppers, ahora músico del inglés, tildando a Visconti y Young de falsos. Se sumó al ataque otro músico histórico de Morrissey, Boz Boorer. Finalmente, entró en escena sir Cliff Richard, una leyenda al nivel de The Beatles en Inglaterra, invitado por Morrissey a comienzos de año para que le acompañara como telonero en el país norteamericano. Richard, que reconoció no tener idea quién lo convidaba -"no podría nombrar los títulos (de The Smiths). Lo acabo de buscar en Google (a Morrissey)"-, confirmó que Moz no estaba nada de bien.
Torero, muérete
Esto sucedía mientras el británico fue publicando videos donde recitaba los textos de algunas de las canciones del nuevo álbum, producido por Joe Chiccarelli (The Strokes, Jason Mraz). "Loco en Madrid, enfermo en Sevilla, solitario en Barcelona. Entonces alguien te dice y te anima 'hurra, hurra, muere el torero'. Y nadie llora, porque todos queremos que el toro sobreviva", relata en The bullfighter dies, consonante con su estaliniana militancia animalista.
Luego, otro clip causó sorpresa. Se escucha la voz de Morrissey con la letra de Earth is the loneliest planet, descifrable como una alusión a la difícil existencia de quienes nacen con el sexo equivocado. El cantante camina por la azotea del emblemático edificio de Capitol Records en Hollywood, hasta encontrarse con la mismísima Pamela Anderson sin pronunciar palabra, mientras ella, con cabellera recortada, le mira sugerente y contenida a la vez. "La Tierra es el planeta más solitario de todos", proclama Morrissey. "Día tras día dices: algún día, algún día... Pero estás en el lugar equivocado. Y tienes el rostro equivocado. Y los humanos no son realmente muy humanos".
Con la misma banda aceitada que le acompaña por varias temporadas, World peace is none of your business arranca con la canción homónima y abiertamente política, donde el oyente recibe su coscorrón por no preocuparse del destino que el gobierno les da a los impuestos, y validar todo con el voto. En I'm not a man se desentiende de un generoso listado de comportamientos típicamente masculinos, desde lo pedestre hasta aquellos causantes de grandes males. El tono del álbum resulta crepuscular, taciturno, con escasos arranques roqueros, afín a una figura que envejece en busca de un dramatismo siempre elegante y más reposado.