Hace un par de años, Nelson Campos se cambió desde un pequeño studio que tenía en Providencia a un departamento en Ñuñoa de dos dormitorios. ¿La razón? Se casó y necesitaba un espacio más grande.
"El lugar que arrendé no contaba con bodega y no tenía dónde guardar cosas que me sobraban, como una cama, un refrigerador y varios muebles", cuenta Campos. En octubre del año pasado comenzó a desembolsar una suma de dinero mensual para solucionar esa situación: arrendó en Independencia una bodega a una empresa especializada en ese negocio. "No está cerca de mi casa, pero de todas maneras me soluciona un gran problema", dice.
La experiencia de Campos se repite para muchas personas en Santiago, donde las viviendas no tienen mucho espacio para guardar todas las pertenencias de sus residentes. Además, en muchos inmuebles en venta o alquiler no viene incluido dentro del precio un lugar para almacenaje o no existe disponibilidad de ellas.
Según Roger Debarbieri, presidente del Instituto Inmobiliario, esto también se da en aquellos casos donde las personas se cambian de vivienda.
"Se trasladan y necesitan reacomodarse, pero con otras cosas nuevas respecto de las que ya tenían en su otra vivienda. Ahí aparece la necesidad de más espacio para dejar lo que tienen en desuso", indica.
Un estudio publicado el año pasado por Colliers International determinó que la demanda de bodegas ha crecido un 51,4% en los últimos dos años. Por tal razón, en la capital se multiplicó el número de empresas que ofrecen este servicio.
Una de ellas es American Storage, creada en 2007 por Víctor Zarzar, quien en un terreno familiar ubicado en Independencia decidió comenzar a instalar bodegas. Hoy tiene más de 580 espacios, que van desde los dos hasta los 50 metros cuadrados.
El sistema funciona de la siguiente manera: se cancela el tiempo mínimo (un mes) y luego se recibe un candado de seguridad y un código para poder entrar al depósito donde está ubicada la bodega. Ahí, el cliente puede entrar las veces que quiera, las 24 horas del día y los 365 días del año. En caso de robo o incendio, la empresa asegura todas las cosas.
"Es un negocio que seguirá creciendo, que está teniendo mucho auge. Las soluciones habitacionales son buenas, pero los espacios para guardar artículos o muebles que no se usan habitualmente son un poco restringidos para las necesidades de la gente. Es una tendencia que debería continuar dentro de Santiago", explica Zarzar. El promedio, asegura, para un hogar de 150 m2 es tener una bodega de 15 m2. Le llegan clientes en su mayoría del sector oriente, de comunas como Las Condes, Ñuñoa, Providencia y Lo Barnechea.
Otra empresa que realiza bodegajes en Santiago es Urban Storage. Comenzaron hace tres meses y ya tienen 30 clientes que almacenan sus objetos en su sede, ubicada en Quinta Normal. Funcionan con un espacio máximo de 15 metros cuadrados y atienden entre las 8.30 y las 18.30, con una capacidad de 680 bodegas, que fluctúan entre los 2,5 y los 15 metros cuadrados.
"Con los cambios en el mercado inmobiliario comienza a necesitarse más espacio, y las personas recurren a nosotros como una opción, que es cómoda desde cualquier lado de Santiago", comenta Paola Fernández, administradora del depósito.