Es un mercado casi como cualquier otro en Los Ángeles casi: los clientes huelen, sopesan y comparan, y los cultivadores se jactan de su mercancía. Pero hay un solo producto: el cannabis. Eso sí, biológico.
El éxito del Heritage Farmers Market, abierto hasta este domingo, es evidente: a pesar del calor sofocante, la fila de espera para entrar se extiende por varios centenares de metros.
La multitud es diversa y multigeneracional: hippies, rockeros, hipsters y algunas indescriptibles tribus urbanas.
"Tenemos dulces por siete dólares y barritas de chocolate para relajarse por 13", contó Bill Harrison, que vende también las clásicas flores de cannabis para fumar.
"Hubo ya convenciones de cultivadores en el norte de California (oeste de Estados Unidos) y en el estado de Washington (noroeste), pero aquí es especial, podemos encontrarnos verdaderamente con los clientes", explica Terry Sand, un cultivador.
Terry creció con el cannabis y la marihuana: "Mis padres eran hippies, la plantaban en su patio".
Antiguo técnico de ascensores, se reconvirtió cuando una nueva tecnología permitió aumentar la productividad de los cultivos en zonas cubiertas. "Sentí que había una gran oportunidad".
En California solo es legal el uso terapéutico del cannabis. Para el consumo recreativo, la posesión de menos de 28 gramos puede castigarse con una simple multa, pero una cantidad mayor constituye un delito.
Edwynn Delgado conoce la legislación de memoria: "Para uso médico tenemos derecho a alrededor de 100 gramos, pero yo quisiera llevarme más hoy", bromeó.
Delgado, de 20 años, fuma cannabis desde que tenía 11: "En mi barrio, siempre hubo mucha marihuana", cuenta este joven de amplia sonrisa. A los 18 se convirtió en consumidor "legal" para aliviar sus dolores musculares.