El plan se estudió durante meses, y todo debía salir a la perfección para lograr la captura del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Sin embargo, a los pocos minutos de comenzada la operación, uno de los helicópteros Black Hawk, donde viajaba un contingente de militares del cuerpo de elite Seal, cayó cerca del refugio de Bin Laden, poniendo en riesgo el éxito de la operación.
Dentro de lo planeado, los militares a bordo de los helicópteros, debían descender y tomar por sorpresa a los guardaespaldas de Bin Laden, pero al caer uno de ellos, según informaciones estadounidenses por fallas mecánicas, y que debían comenzar la operación desde fuera del recinto donde se ocultaba el número uno de Al Qaeda, tuvieron que ocultarse hasta tener apoyo para continuar la operación.
Mientras, en Estados Unidos, el plan era seguido en directo por el presidente Barack Obama y su círculo de asesores más cercanos. Uno de los temores era que las fuerzas que custodiaban a Bin Laden derribaran un helicóptero, como sucedió en Somalía en 1993, por ello de inmediato se envío una tercera nave como apoyo de emergencia.
Según relata el diario norteamericano Washington Post, los militares que iban en los otros helicópteros se descolgaron en las afueras del recinto donde se unieron a los que cayeron en el interior y avanzaron intercambiando disparos con las fuerzas de Al Qaeda que se encontraban en el refugio de Bin Laden.