SEÑOR DIRECTOR
A comienzos de año, el Presidente Donald Trump anunció el retiro de su país del Acuerdo Trans-Pacífico (TPP) en el que participaban 12 países del Asia Pacífico. Mucho se especuló sobre el fin de este controvertido acuerdo comercia; sin embargo, los países miembros restantes iniciaron una serie de reuniones técnicas para decidir si continuarían con el tratado o no.
Finalmente, en el marco del Foro APEC celebrado este mes en Vietnam, los países en mención acordaron los puntos centrales de un nuevo acuerdo comercial –llamado "TPP11"–, cuyos puntos centrales mantienen el texto original del tratado abandonado por Estados Unidos.
Sin embargo, ciertos temas sensibles –contenidos en cerca de 20 disposiciones – quedaron pendientes. Una de las materias que causó roces entre los signatarios del nuevo TPP se refirió a las normas relativas a derechos laborales, ya que Malasia y Vietnam habrían querido eliminar las disposiciones originales que prohibían el trabajo infantil y el trabajo forzoso, y que protegían el derecho a la negociación colectiva.
A pesar de que aún queda mucho trabajo por hacer, cabe destacar que la firma de este acuerdo es beneficioso para Chile y ayuda a profundizar los tratados bilaterales que ya ha suscrito con los países que lo integran. Si bien el acuerdo de continuar con el TPP11 es una clara señal de que la presencia de Estados Unidos ya no es indispensable para avanzar en materias relativas al libre comercio, esperemos que su ausencia no sea una excusa para que las naciones firmantes dejen de lado la protección de derechos humanos básicos que en un tratado –que originalmente contemplaba 30 capítulos referentes a materias de diversa naturaleza– no puede faltar.
M. Teresa Urrutia Greve
Asesora Área Legislativa Fundación Jaime Guzmán