Histórico

El ocaso de los refranes populares

Inmersas en la modernidad y la globalización, las nuevas generaciones van olvidando parte de las tradiciones y creando nuevas frases acordes al tiempo en que viven.

Gonzalo (19) se muestra "más pérdido que el Teniente Bello" cuando su profesora le dice que "está como loro en el alambre". No entiende nada. Cuando las notas no van bien y la cosa se está póniendo "color de hormiga", para él simplemente quiere decir que se encuentra "en la quemá" o que está "comiendose los dedos" (de puro nervio). Gonzalo pertenece a una nueva genración de jóvenes que no le "echan pelos a la sopa" cuando algo sale mal, sino que la "están puro vendiendo", ni tampoco encuentran que algo genial sea "más bueno que el pan con chancho", sino que "está como quiere".

Como si fuesen un pequeño evangelio, los refranes son definidos por los expertos en lengua como una sentencia breve que encierra una verdad. Ingeniosos, divertidos y hasta picarescos, su gran valor es el de reflejar la sabiduría tradicional de los pueblos, aseveran. Ya en el siglo XV el Marqués de Santillana publicaba su "Colección de refranes que dizen las viejas tras el fuego", incluyendo algunos como "a otro perro con ese hueso" y "a río revuelto ganacia de pescadores", dichos que, 500 años más tarde, siguen presentes en el imaginario colectivo.


Pero no para todos. Las generaciones más jóvenes parecen estar cada vez menos conectadas con la sabiduría de sus abuelos y muestran una tendencia a generar sus propios vocablos. ¿Acaso han comenzado a extinguirse los típicos refranes chilenos? Según explica el director de la Academia Chilena de la Lengua y académico de la U. Andrés Bello, Alfredo Matús, muchos de estos refranes tienen un origen popular, asociado al campo o a trabajos que forman parte de la tradición chilena.
No sólo son de origen anónimo, sino que se transmiten de generación en generación, agrega el linguista, quien cree que con la cultura urbana y globalizada moderna, se ha ido perdiendo cada vez más esa capacidad de transmisión, especialmente en los más jóvenes y adolescentes. Es por eso que Gonzalo "no se mete en las patas de los caballos", sino que la "la vende", cuando quiere decir a sus amigos que hizo una tontera o se metió en algo complicado.

El sociólogo del Centro de Estudios Socioculturales y experto en culturas juveniles, Raúl Zarzuri, explica que la sociedad chilena está transitando desde lo tradicional a lo moderno, lo que implica una ruputura con lugares, espacios y lenguajes que son sustituidos por nuevas formas de expresión, más acordes con la cultura en que viven. Algo similar a lo que ocurre con la pérdida de oficios tradicionales como el zapatero o el peluquero de hombres. Es así que ya nadie "toma como carretonero", sino que ahora se "da jugo".

Erwin Carvajal (19 años, estudiante de ingeniería), por ejemplo, dice que ha escuchado muchas de estas frases, pero que no las entiende. "Son como del campo, no se usan mucho. Hay algunas que se entienden pero la mayoría no", afirma. Fruto de esta "deconexión", explica Ricardo Martínez, especialista en lengua de la U. Diego Portales, es que los jóvenes optan por dos caminos:  o acortan las frases, o bien construyen otras totalmente nuevas. "Al no tener el contexto en que se generó el refrán, que se va perdiendo con el tiempo, los jóvenes no entienden y la metáfora del refrán tiende a desaparecer", señala.

Un ejmeplo es el dicho que dice "más loco que una puerta". En su génesis, esta frase decía "más loco que una puerta giratoria", ya que el refrán surgió cuando esta clase puertas eran una novedad. Hoy nadie se fija en ellas y el el dicho se acortó. Otro ejemplo de una frase que se perdió es la de pedir "huevos a caballo", muy usada a principios del siglo XX para referirse al típico bisté a lo pobre. Ya pocos la recuerdan.

Los expertos coniciden en que todas estas son "construcciones idiomáticas", que así como desaparecen también regresan. Un ejemplo son las palabras "mina" o "bacán", que se usaban en los tangos de comienzos del siglo XX y que volvieron a ser retomadas por los jóvenes en épocas más recientes.

Así queno se asuste si su hijo queda "marcando ocupado" cuando usted intenta aleccionarlo con algún refrán que aprendió en su infancia, en el campo o con sus abuelos. Intente explicándo y, sobre todo, pongase al día para entender sus propios modismos.

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