Los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) podrán visitar por primera vez la planta de producción de agua pesada en la polémica central nuclear de Arak, en el centro de Irán, el próximo 8 de diciembre.
Así lo anunció hoy en Viena el director general del OIEA, Yukiya Amano, en un discurso pronunciado ante el pleno de la Junta de Gobernadores de esta agencia nuclear de Naciones Unidas.
Además, el responsable del OIEA confirmó que su agencia se hará cargo de verificar el reciente acuerdo nuclear interino entre Irán y la comunidad internacional, aunque advirtió que el análisis del coste y el personal necesarios "requerirá algo de tiempo".
La reunión de la Junta es la primera desde la firma del acuerdo de Ginebra la semana pasada y se produce justo al comienzo de las negociaciones sobre su puesta en práctica.
La visita a Arak, una instalación con potencial para fabricar plutonio (un material que se usa para bombas atómicas), se produce tras el reciente acuerdo entre Irán y el OIEA, firmado el pasado 11 de noviembre.
Según este pacto, la República Islámica se compromete en el margen de tres meses a seis medidas prácticas de cooperación, incluyendo más acceso a ciertas instalaciones.
"Todos los otros asuntos pendientes, incluyendo los destacados en informes anteriores, serán tratados en pasos subsiguientes", explicó Amano, en referencia a las posibles dimensiones militares del programa nuclear iraní.
El acuerdo entre el OIEA e Irán es "un importante paso hacia adelante aunque todavía queda mucho por hacer", dijo Amano ante los 35 países miembros de la Junta, el órgano ejecutivo del OIEA.
"Sigo instando a Irán a que implemente el acuerdo de salvaguardas (controles) y sus otras obligaciones", concluyó el director general, cuya agencia está encargada de velar por la seguridad nuclear en el mundo.
Según el acuerdo interino, firmado en Ginebra el fin de semana pasado por Irán y seis grandes potencias, se congelará parte del programa nuclear iraní a cambio de un levantamiento de ciertas sanciones económicas.
Este acuerdo tiene una validez de seis meses a partir de su puesta en marcha, prevista para finales de enero, un período en el que las partes deberán negociar un acuerdo duradero para poner fin a un contencioso nuclear que ya dura 10 años.
La comunidad internacional teme que bajo el paraguas de un supuesto programa nuclear civil, Irán se esté haciendo con los materiales y conocimientos nucleares para poder acceder a una bomba atómica, lo que Teherán rechaza alegando que sus intenciones son meramente pacíficas.