Era la estrella de la General Motors a fines de los 60 y principios de los 70. Tuvo una carrera meteórica en la industria automovilística estadounidense, que lo llevó a ser vicepresidente de GM. Pero John DeLorean quería más. Dejó al gigante de los autos para crear su propia marca. Ahí se inició una historia de fracasos, narcotráfico y, posteriormente, la consagración de un modelo mítico.

DeLorean había encabezado el proyecto del Pontiac GTO en GM, un modelo que no tardó en transformarse en uno de los clásicos de la industria. Este logro llevó al ejecutivo a pensar en ocupar su talento para desarrollar su propia empresa.

Fue así como en 1974 decidió dejar el cómodo sillón de la vicepresidencia de General Motors para iniciar su propia marca: DeLorean Motor Company.

El próximo paso fue lograr el capital para construir una fábrica de automóvil de la nada. Con muchos inversionistas y con un acuerdo con el gobierno del Reino Unido, DeLorean levantó su industria en Irlanda del Norte.

El DMC-12

El paso dos fue crear el vehículo para consolidar la empresa, pero eso era la parte fácil para el ex ejecutivo de GM, después de todo, era considerado un genio en el desarrollo y negocios de nuevos modelos de autos.

Tras un tiempo de desarrollo, se llegó al modelo DeLorean DMC-12, un moderno deportivo, cuya principal característica eran las puertas de alas de gaviota.

La caída

La producción comenzó en 1981 y fue un éxito en un comienzo, después de todo, se trataba de un  deportivo de líneas muy modernas, con un interior argonómico y aspecto de lujo. Pero a poco andar, las ventas comenzaron a caer y el DMC-12 mostró su peor cara.

Problemas con las garantías y algunas fallas en la fabricación del auto, atribuidas a la falta de experiencia de los trabajadores de la empresa, generaron un frenazo en las ventas. El alto nivel de endeudamiento de la la firma llevó a que DeLorean apareciera vinculado a dineros del narcotráfico. En 1982 el padre del DMC-12 cayó preso acusado de tráfico de drogas y DeLorean Motors Company se fue a la quiebra.

Ingreso a la historia

Cuando parecía que el DMC se sumaba a la larga lista de modelos de autos relacionados con el fracaso, llegó la película Volver al Futuro en 1985, un éxito rotundo de Hollywood en que un DeLorean DMC-12 era la máquina del tiempo en que el protagonista viajaba a diferentes épocas.

En pocos meses, y gracias al film de Robert Zemeckis, el DMC pasó de ser ícono del fracaso a un auto de colección. De forma indirecta, John DeLorean lo había hecho otra vez, tal como con el Pontiac GTO, otro de sus modelos había entrado a la historia del automovilismo, claro que esta vez como la máquina del tiempo más célebre del cine.

El empresario fue absuelto de las acusaciones de tráfico de drogas, sin embargo, nunca logró volver a la industria automotriz y murió en 2005.

DeLorean Motors Company regresó al mercado en 1997, con otro dueño, y centrada en fabricar y reparar el ya mítico DMC-12.