De acuerdo al "Análisis de riesgos de desastres en Chile 2012", realizado por la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea, junto a la Onemi, PNUD, Unesco y la Cruz Roja, los terremotos y tsunamis asociados, han sido los desastres de mayor impacto en Chile, por el número de afectados y pérdidas económicas. Pero por su geografía y variedad de climas, la población también está expuesta a inundaciones, erupciones, incendios y sequías, principalmente.
Chile es el país más sísmico del mundo y registra el evento de mayor liberación de energía (M9,5, 1960). La actividad sísmica es generada por el proceso de subducción entre placas, principalmente las de Nazca y Sudamericana que han provocado los mayores terremotos. A ello se suma la presencia de fallas geológicas, actividad volcánica y efectos de geología local, que también pueden producir sismos.
La probabilidad de ocurrencia de tsunamis, en tanto, se vincula, entre otros factores, al área de ruptura y la magnitud del sismo, que debe ser superior a M7,5. Más de 30 han superado ese valor.
La cordillera de Los Andes, por su gran altura (y lo angosto del país) genera ríos cortos y de gran pendiente con caudales de gran energía, que hace al territorio cercano susceptible a inundaciones. Determina además la presencia de más de tres mil volcanes y, por su localización geográfica en una de las zonas tectónicas más activas de la Tierra, el “Círculo de fuego del Pacífico”. Chile tiene unos 500 volcanes activos, el 10% del total mundial, incluyendo los más activos de Sudamérica (Villarrica y Llaima).
Incendios, inundaciones y aluviones, si bien tienen un componente natural, su impacto está determinado por asentamientos en zonas de riesgo, de difícil acceso y con acumulación de escombros, en el caso de los primeros, o en el camino de cursos naturales de agua que han sido modificados, que vuelven a emerger al presentarse lluvias con altas temperatura en la cordillera, como ocurrió en los aluviones del norte.