El papa Benedicto XVI y el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, reiteraron hoy la voluntad común que existe entre la Iglesia Católica y la Anglicana de consolidar las relaciones ecuménicas entre ambas.
Según informa la Santa Sede en un comunicado, el Papa recibió hoy en audiencia privada al arzobispo de Canterbury, en lo que supone el primer encuentro entre ambos tras el anuncio del Vaticano de abrir las puertas de la Iglesia Católica a todos los anglicanos que lo deseen.
La reunión entre el Papa Ratzinger y el arzobispo de Canterbury ya estaba programada antes de que el pasado 20 de octubre la Santa Sede anunciase la aprobación de una Constitución Apostólica (norma de máximo rango) para permitir la entrada de los anglicanos, que prevé, entre otras, la ordenación de clérigos anglicanos, ya casados, como sacerdotes católicos.
"Se ha hablado de los últimos acontecimientos que han interesado a las relaciones entre la Iglesia Católica y la Comunidad Anglicana, volviendo a apelar a la común voluntad de continuar y de consolidar las relaciones ecuménicas entre católicos y anglicanos", reza el comunicado vaticano.
El texto recuerda además que en los próximos días se reunirá la comisión encargada de preparar la tercera fase del diálogo teológico internacional entre las partes (ARCIC).
Benedicto XVI y Rowan Williams abordaron además este sábado los desafíos que se presentan ante todas las comunidades cristianas en este inicio de milenio y la necesidad de promover formas de colaboración y testimonio común.
La Constitución Apostólica para la entrada de los anglicanos contempla la concesión a los grupos que vuelvan al redil de Roma de prelaturas personales, similares a los Ordinariatos Castrenses (obispos o prelados con competencias no territoriales), que permitirán a esos fieles entrar en plena comunión con Roma conservando su tradición.
De momento se desconoce el número exacto de anglicanos que desean pasarse a Roma, aunque, según fuentes vaticanas, puede rondar el medio millón.
Las mismas fuentes señalan que entre 30 y 50 obispos y un centenar de parroquias mostraron su deseo de entrar en la Iglesia de Roma, que abandonaron en 1534 cuando el Rey de Inglaterra y Señor de Irlanda Enrique VIII (14911547) no logró del Papa Clemente VII (14781534) la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón y creó la Iglesia de Inglaterra, de la que se proclamó Jefe.