El Parlamento griego adoptó, la noche del domingo, una ley que incluye una serie de reformas controvertidas, lo que permitirá al país recibir un nuevo tramo de asistencia financiera internacional.
La parte más polémica, que facilita la competencia en distintos sectores económicos, fue adoptada por 152 votos a favor y 135 en contra (para un total de 300 parlamentarios). La aprobación permitirá al país recibir un tramo de ayuda de más de 8.500 millones de euros, que necesita para reembolsar un vencimiento de deuda de aquí a mayo.
Esta votación, que se desarrolló mientras unas 7.000 personas se manifestaban en el exterior de la sede del parlamento, abre la vía para recibir esa ayuda de 8.500 millones de euros, un monto equivalente al de los bonos de deuda con vencimiento en mayo.
"Marchamos hacia delante con un gran optimismo y una gran fuerza", se congratuló el primer ministro heleno, Antonis Samaras. "Hemos dado un enorme paso hacia adelante para la Grecia del mañana", agregó, satisfecho.
Como suele ocurrir en el país, el debate sobre esta ley mantuvo un largo suspenso.
La votación de este texto de casi 200 páginas, que comprende también elementos sobre la recapitalización bancaria, amenaza con un tropiezo en particular con las medidas aconsejadas por la OCDE para superar las restricciones a la competencia que mantienen en el país precios muy elevados para los consumidores, cuyos salarios han sido fuertemente reducidos por la crisis, cuando no han terminado engrosando las filas de desocupados.
Los libreros están descontentos, los farmacéuticos se encuentran en huelga, pero uno de los principales problemas, tal vez el mayor, concierne a una modificación de los criterios que permiten calificar a la leche fresca griega, lo que abriría las puertas a la posibilidad de que otros países comercialicen este producto en Grecia.