El "Partido por la Paz" que ayudó a calmar los ánimos entre Chile y Perú hace 85 años
En 1928, Colo Colo realizó una gira por Lima mientras ambas naciones llegaban a un acuerdo por Tacna y Arica. Revive esta historia en una jornada marcada por el fallo de La Haya.
Este lunes se conocerá el fallo del Tribunal Internacional de La Haya, el que resolverá el último de muchos conflictos entre Chile y Perú. Y en el pasado, uno de ellos tuvo al fútbol como parte de la tirante historia.
Se trata del "Partido por la Paz" que se desarrolló el 26 de mayo de 1928, época en donde todavía quedaban resabios de la Guerra del Pacifico. Un encuentro en donde Colo Colo se enfrentó a la Selección de Perú (Combinado Alianza-Chalaco) en Lima y escribió uno de las leyendas que nunca han podido ser clarificadas.
El duelo entre colocolinos y peruanos se realizó bajo el contexto de devolución de territorios por parte de nuestro país a Perú. Hace solamente tres años se había entregado la Provincia de Tarata y el 28 de agosto de 1929 sería regresada Tacna.
La delegación se embarcó el 15 de mayo de 1928 a las 13:00 horas en Valparaíso, trasladándose en el vapor "Colombo". Presidia a los representantes nacionales el diputado Rafael Silva Lastra, quien fue acompañado por el secretario Waldo Sanhueza, el tesorero y masajista Rubén Arroyo, y el director a cargo de los jugadores y entrenamientos, Alberto Arellano.
La nómina de jugadores que viajó estaba completada por algunos jugadores jóvenes y refuerzos sureños: Los arqueros fueron Juan Ibacache y Enrique Rehbein; los defensas fueron Jorge Linford, Togo Bascuñán y Belisario Salinas (juvenil); los mediocampistas eran Oscar González, Francisco Arellano, Víctor Morales, Francisco Sánchez (Proveniente de Arturo Fernández Vial) y Arturo Torres (Talcahuano); mientras que para formar el ataque fueron elegidos José Miguel Olguín, Guillermo Arellano, Guillermo Subiabre, Carlos Schneeberger, Ernesto Chaparro, Horacio Muñoz (Concepción), Eberardo Villalobos (Osorno) y Enrique Jaramillo (juvenil).
Mientras los futbolistas locales se encontraban en pleno periplo hacia las costas vecinas, Perú y Chile llegaban a un completo acuerdo para zanjar las disputas ocurridas por la soberanía de Arica y Tacna. La primera ciudad seguiría siendo chilena (hasta la actualidad), mientras que segunda sería devuelta a los vecinos del norte.
Ese tratado vaticinaba que Colo Colo sería recibido bajo un clima hostil en Lima y por eso el discurso realizado por Rafael Silva Lastra cuando se despidió de tierras criollas tomaba más relevancia: "Iremos a jugar football, llevaremos el abrazo fraternal, teniendo siempre presente que seremos chilenos, deportistas y caballeros".
El clima era tal en Perú debido al acuerdo, sobre todo porque nuestros vecinos acusaban a su presidente Augusto Leguía de haber regalado Arica. En esos tiempos incluso se produjeron algunos pequeños levantamientos armados y por ese motivo la delegación nacional tuvo que mantenerse mediodía a bordo del "Colombo" antes de desembarcar y hospedarse en el Hotel León de Lima.
LA PROMESA DE PAZ
Juan Jorge Faundes relata en su libro "Colo-Colo, el equipo que ha sabido ser campeón" que "Colo Colo enfrentó valientemente en Lima a la selección peruana. El partido prometía ser un circo romano entre los buenos y los malos. Es decir, entre los dueños de casa y el Colo Colo. Los hombres del cacique, estaban dispuestos a vender caro el pellejo. No habría patada gratuita, ni empujones, puñetes o agarrones de camisetas o calzones que quedaran sin respuesta. El estadio de Lima iba a ser privilegiado escenario de 22 tipos odiándose a rabiar, aplicándose sin contemplaciones la ley del Talión, y con la pelota sola por ahí, sin saber qué hacer, suplicando tal vez al árbitro o a los guarda líneas 'una patadita, pues'".
"Diez minutos antes del partido, sin embargo, informado tal vez por algún espía de las intenciones chilenas, haciendo caso omiso de los ánimos de sus conciudadanos, el presidente peruano Augusto Bernardino Leguía visitó a los chilenos en los camarines. El clima en la hinchada rugiente, y en los jugadores, era de suma gravedad. El gobernante temía un desenlace trágico", agregó el texto.
Es en esta parte de la historia en donde la verdad y el mito se confunden, y se comienza a acrecentar el "heroísmo" de los colocolinos. Se dice que el presidente Leguía les dijo esto a los jugadores albos: "Lo que van a hacer ustedes, señores deportistas será, más que una brega de fútbol, llevar a cabo un match por la paz. ¡Un incidente aquí en la cancha agudizaría las relaciones entre nuestros países!".
Mientras que según una crónica escrita por Joaquín Edwards Bello, el embajador chileno Emiliano Figueroa reafirmó los dichos del mandatario peruano, diciéndole a la delegación que "en nombre de Chile. Hagan como les dijo el señor Leguía. Aguanten si hay que aguantar. De su actitud dependerá la amistad futura de los pueblos".
El entonces juvenil Enrique Jaramillo en una entrevista realizada por la Revista Triunfo señaló que "hasta balas nos tiraban los peruanos, no querían para nada a los chilenos je,je… Al salir nosotros a la cancha, nos recibió una rechifla cerrada. Asustados, vimos que el campo de juego estaba rodeado de uniformados metralleta en mano. Pero las armas no apuntaban a la cancha, sino a las graderías".
EL PARTIDO Y EL MORDISCO
El encuentro entre colocolinos y peruanos se disputó en el Stadium Nacional de Lima ante más de 15.000 personas. Los nacionales fueron recibidos por muy poco respeto por la hinchada peruana, bajo pifias y sin mucho cariño.
Hubo rudeza en el compromiso, pese a que la prensa peruana dice que hubo un juego limpio de parte de sus jugadores. Según cuenta Faundes en su libro "los colocolinos fueron escrupulosos para dejarse golpear sin chistar. Un back peruano embistió al "Chato" Subiabre con tal potencia que lo lanzó a tres metros de distancia. Saavedra tenía las canillas rojas de sangre. 'Colo Colo' González, hombre con fama de duro, era una mansa paloma".
Mientras que Sebastián Salinas en el libro "Por Empuje y Coraje- Los Albos en la época amateur (1925-1933)", cuenta que "hubo golpes tan fuertes en contra de algunos chilenos (como Torres o González), que éstos debieron morder el pasto para evitar reaccionar y ocasionar una pelea, ya que recordaban las palabras antes del partido".
María Torres (80), hija mayor con vida de Arturo "Car'e Cacho" Torres, cuenta a La Tercera que "a mi papá le pegaron y le dio rabia. Salió persiguiendo al 'ñato' que le había pegado y cuando lo alcanzó en vez de pegarle, se agachó y mordió el pasto, mostrándole a todo el estadio la rabia que tenía al enseñarle el pasto con los dientes".
En el partido, Colo Colo comenzó ganando por 2-0. Sin embargo, el rendimiento del "cacique" bajó en la segunda parte del compromiso e incluso el portero Ibacache se transformó en figura atajando un penal. Los peruanos tuvieron otro tiro desde los 12 pasos que fue desviado. De todas formas, la reacción limeña fue suficiente para que el resultado terminara igualado 2-2.
Y la reacción del público fue la siguiente, según rescata Faúndez en su obra: "Contusos, rengueantes, aporreados, los chilenos eran gladiadores de regreso de batirse con los leones. Entonces se produjo el milagro que justificó el martirio. De pie en las graderías, el público limeño ovacionó a los hombres del Colo que dieron la vuelta olímpica llorando a moco tendido".
La gira de Colo Colo por Perú tuvo otros tres desafíos, todos disputados en el Estadio Nacional de Lima. El 30 de mayo los albos igualaron 2-2 con Alianza de Lima, el 2 de junio empataron 1-1 con Ciclista Lima Association, mientras que el cuadro "popular" concluyó su travesía con una humillante goleada por 0-4 sufrida ante Atlético Chalaco.
FUENTES:
- Por Empuje y Coraje. Los albos en la época amateur, 1925-1933. Sebastián Salinas, Santiago de Chile, año 2004. Central de Estadísticas Deportivas (CEDEP).
- Colo-Colo, el equipo que ha sabido ser campeón. Juan Jorge Faundes, Zig-Zag.
-Album y documentación familiar de Arturo "Car'e Cacho" Torres, perteneciente a María Torres Morales.
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