No hay nada peor que disputar un tercer lugar para una selección que está acostumbrada a luchar por la Copa del Mundo. Esa sensación viven Brasil y Holanda. Ambos equipos hace sólo cinco días soñaban con ganar la corona y para muchos aparecían como serios candidatos.

Sin embargo, el Scratch sufrió la peor pesadilla de su historia frente Alemania, mientras que los tulipanes arañaron la final, pero terminaron sucumbiendo en los penales ante Argentina. Ambas eliminaciones causaron estragos en el ánimo de los rivales de esta tarde.

Eso sí, para los de Luiz Felipe Scolari se hace una obligación ganar para despedirse con una imagen más digna que la que dejaron el martes y, de paso, ser el cuarto anfitrión en que juega y se queda con el duelo por el bronce (Corea, en 2002, es el único que ha fallado).

"Para Brasil, el tercer lugar es prácticamente nada. Ahora, tenemos otro juego para correr, luchar y honrar a esta camiseta", señaló el lateral Marcelo sobre el compromiso de hoy en Brasilia.

De todos modos, el DT brasileño afirma que es importante porque es el objetivo que queda. "La vida sigue, y tenemos que apuntar a nuestra próxima meta, y nuestra próxima meta es ganar el partido por el tercer lugar", dijo, mientras que Neymar sostuvo que "terminaremos el sábado con orgullo. Una derrota no nos debe hacer agachar la cabeza".

Más duro en su juicio fue el técnico holandés Louis van Gaal, quien cree que no tiene sentido dirimir al tercer lugar. "Creo que este partido nunca debería jugarse. Lo he dicho durante los últimos 15 años", afirmó hace un par de días.

Y no se quedó ahí: "Lo tendremos que jugar, pero no es justo. Tendremos un día menos de recuperación y no es justo. Y lo peor, creo, es que hay posibilidad de perder otro partido seguido en un torneo en el que hemos jugado maravillosamente bien. Te vas a casa como un 'perdedor' porque quizás perdiste los dos últimos partidos", manifestó, para luego sentenciar que "este partido no tiene nada que ver con el deporte, pienso. Ningún torneo de fútbol, sobre todo en la última fase, debería obligar a los jugadores a disputar el tercer y cuarto puesto. Sólo hay un premio y lo único que cuenta es ser el campeón".

Con esa misma sensación está el delantero Arjen Robben, quien también fue categórico. "¿De qué sirve? ¿Para que un equipo que ha llegado a las semifinales se vaya a casa con dos derrotas y cara de tonto?", argumentó.

Pese al desprecio con que los holandeses miran el partido, sí hay un pequeño consuelo. "Va a ser mi último partido y espero que los jugadores tal vez me quieran dar un regalo en forma de triunfo, y así salir del Mundial sin haber perdido un sólo partido", planteó su entrenador, quien dejará la Selección para hacerse cargo del Manchester United.

Una impresión similar es la que tiene el volante Dirk Kuyt, quien aseguró que "perder nos dolió mucho, pero pasa. Es deporte. Como nuestro técnico dijo, queremos vencer volver para casa sin haber perdido".