A mediados de esta semana, Michael Ríos se alistaba para firmar el mejor contrato de su carrera. Universidad Católica había aceptado la oferta del Metalist de Ucrania, que iba a pagar US$ 1 millón de dólares por su pase, además de otorgarle al mediocampista, de 29 años, regalías prácticamente inigualables en el mercado local: un sueldo de 40 mil dólares mensuales -unos 20 millones de pesos-, más otros beneficios como casa y automóvil.
Sin embargo, pocas horas antes de que el ex jugador de Deportes Iquique viajara a Europa, el club fue notificado por la UEFA de su marginación de las competencias europeas por arreglo de partidos. Esa decisión provocó que la entidad abortara todos los fichajes. Ríos se enteró ayer por la mañana.
Más allá de su discurso público, el mediocampista quedó abatido. "Estaba muy triste, porque sabía que era la gran oportunidad de su vida", explican en su entorno.
Así, encontró el rápido respaldo de los cruzados, particularmente de su técnico, Martín Lasarte. "Lo recibió delante de todo el plantel y le dijo que Católica era su casa y que estaba feliz de recibirlo de vuelta. Sus compañeros lo aplaudieron. Eso le levantó mucho el ánimo", añade la fuente.
"Machete" también le comunicó que su rol en el equipo seguirá siendo importante, sobre todo, considerando que debe afrontar el torneo local y la Copa Sudamericana, de la que el año pasado fue goleador, con cinco anotaciones. Disputará el puesto con Fernando Meneses.