En el siglo XVI la cuenca minera de Potosí, en el suroeste de Bolivia, era el complejo industrial más extenso del mundo. Liderando la producción estaba el Cerro Rico, de 4.768 metros sobre el nivel del mar y de cuyas entrañas se extrajeron unas 56.699 toneladas de plata durante la Colonia. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que en 1987 incluyó su nombre y el de Potosí en su Lista de Patrimonio Mundial, sus riquezas abastecieron a la Europa renacentista y permitieron financiar "en 1588 la expedición de la Armada Invencible española contra la Inglaterra de Isabel I". Los codiciados recursos del cerro -plomo, estaño, cobre, hierro y plata- fueron descubiertos por el indígena Diego Huallpa en 1545. Fue ese año que se inició una voraz carrera por obtener su riqueza, ambición que hoy hace tambalear su cúspide.
Así, y tras casi 500 años de explotación ininterrumpida, la cúspide del monte clama por ayuda. En 2010 un socavón de siete metros cuadrados y 12 metros de profundidad dio la voz de alarma respecto de la estabilidad del cerro, cuya imagen aparece en monedas y en el escudo nacional de Bolivia. Hoy, el hundimiento se ha extendido a 35 metros cuadrados y 50 metros de profundidad, según el diario boliviano La Razón, y se calcula que la cima desciende a razón de tres centímetros al día.
Para salvar la cumbre de la también llamada "montaña come hombres", por la enorme cantidad de mineros que habrían muerto en su interior (más de un millón a lo largo de la historia), el gobierno boliviano planea realizar un relleno hidráulico por un valor aproximado de US$ 1,2 millones. Además, el ministro de Minería, César Navarro, aseguró la semana pasada que no se dará autorización alguna para trabajar cerca de la cúspide, donde actualmente hay 33 áreas de faena, 13 de las cuales fueron ocupadas ilegalmente. La gobernación de Potosí y la estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol, propietaria del yacimiento) cubrirán el 50% del costo del proyecto, informó el periódico El Potosí.
El gerente regional de la Comibol, Carlos Colque, explicó que el plan es introducir en la cumbre unos 12 mil metros cúbicos de una mezcla compuesta por cemento, cal, agua y pegamento, para edificar una base sobre una losa de hormigón ligero, mezcla que tendría un peso aproximado de 25 toneladas. Antes de comenzar el plan deberá ser aprobado por las organizaciones sociales, cívicas y académicas de Potosí, especificó el ministro Navarro. Paralelamente, se busca reubicar a grupos de mineros que, pese a las prohibiciones, insisten en trabajar cerca de la cima.
De no mediar problema alguno, las obras comenzarían en julio, según La Razón, que destaca que la reparación también anima a los mineros (unos 15.000 de acuerdo a la Agencia Boliviana de Información), pues el cerro tendría riquezas por otros cien años.