En Chile a nadie se le hace extraña la palabra running. Hace ya varios años que en el país el correr pasó de ser un hobbie de algunos a transformarse en un deporte masivo. Así los refleja pruebas como el Maratón de Santiago, que en su primera edición (2007) tuvo 6.800 inscritos y en la última versión, 25 mil. "El running comenzó como una moda, pero de a poco la gente comenzó a encontrarle beneficios y continuó practicándolo", dice Matías Anguita, el runner más destacado de Chile y quien, a comienzos de este año, cruzó el país corriendo de norte a sur.
Para el ex triatleta nacional Matías Brain, el crecimiento ha llevado a que la práctica se profesionalice, obligando a las personas a exigir más y mejores productos para correr. "Lo que pasa es que el running te da la posibilidad de entrenar y competir con deportistas de elite sin ser uno de ellos, por lo que debes ir mejorando siempre", dice Brain. Así, "de a poco las personas van queriendo mejores zapatillas y mejor ropa. Se vuelven exquisitos", agrega Anguita.
Así, no es de extrañar que las marcas pusieran sus ojos sobre este creciente mercado. "Ocurre que la gente está usando mejor su tiempo libre y quiere un buen producto; por ende, gasta más. Así, las marcas invierten en esta disciplina, porque las personas cada vez quieren mejores cosas", dice Marcelo Kaplún, brand manager de Brooks.
Y es que el mercado ha variado enormemente. Ahora para correr hay que comprar ropa especial, calzado y diversos accesorios, como relojes (pulsómetros) y pulseras. Además, hay otros gastos, como inscripciones en carreras y traslados. Por ejemplo, inscribirse en una competición puede llegar a costar $ 25 mil, estar en un grupo de running para entrenar puede salir $ 40 mil mensuales y un par de zapatillas puede llegar a los $ 120 mil. Y no duran para siempre. "Hay que cambiarlas cada 600 kilómetros", dice Anguita, agregando que "te diría que el gasto inicial en vestirte de forma básica es de $ 100 mil; esto es zapatillas y ropa técnica buena".
De hobby a pasión
Hernán Meneses tiene 28 años y comenzó a correr hace tres. "Empezó como hobbie. Corriendo poco y entrenando solo", dice. Pero con el tiempo, comenzó a agarrarle el gusto, por lo que cada vez fue entrenando más: "Uno se da cuenta de que, a medida que vas entrenando, vas haciendo todo más rápido; las mismas distancias en menos tiempo, por lo que te motivas y quieres batir tu propia marca: empiezas a competir contra ti mismo".
Es por eso que Meneses asegura que, para poder mantener el ritmo y la competitividad, es necesario incurrir en gastos. "En ropa, zapatillas y viajes debo gastarme un millón de pesos al año". Es el precio de correr.